Un grupo de pescadores de encuentra en el muelle de San Felipe para recuperar las pangas decomisadas, mientras tanto, incendian las lanchas de la Profepa.
Una gran columna de humo visible desde el kilómetro 170 de la carretera a San Felipe, se cierne sobre el cielo, mientras un helicóptero de la Marina, Armada de México, vuela en círculos sobre el lugar del siniestro.
Las personas, quienes se dicen pescadores entran al terreno donde arden las lanchas y la casa móvil que se usaba de oficina de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Entre el humo y los repentinos tronidos que emite la fibra de vidrio y otros materiales al consumirse, los pescadores rescataban lo que se podía. Con ayuda de pickup ups y viejas cuerdas de nylon, sacaban las pangas que les habían sido decomisadas cuando pescaban "chano", según la versión de los pescadores.
Sin embargo, en muchos casos, la cuerda cedía ante la presión y optaban por sacar las pangas a puro músculo.
Carentes de temor o inconscientes del peligro, los pescadores rescataban artes de pesca, así como motores fuera de borda. Las unidades marinas eran consumidas por las llamas, sin que llegaran los Bomberos.
Mientras tanto, las 4 lanchas rápidas del Ejército, se encontraban a salvo a unos cuantos metros del siniestro, fuertemente custodiadas por elementos de la Marina.