/ miércoles 11 de abril de 2018

El dinero fácil lo deslumbró

La historia de un joven reclutado por el crimen organizado, primero robó autos y después vendió droga

San Luis R.C. Son. (OEM).- A pesar de que su familia gozaba de una buena posición económica, Rey, a sus 21 años, fue encantado por el “dinero fácil” de la vida criminal.

Inició robando carros en Estados Unidos y con el tiempo se pasó al tráfico de droga, pero en un operativo especial de la DEA fue detenido y cumplió una sentencia de 4 años en la prisión de Florence, Arizona. Recibió una condena de 6 años, pero a los 4 fue liberado.

Rey compartió su historia para TRIBUNA DE SAN LUIS para que otros jóvenes no sean enganchados por los criminales.

Él es originario de Guasave, Sinaloa. Su padre es chofer y su mamá maestra de primaria.

En su comunidad tenía amigos que se dedicaban a la “maña” y lo invitaron a robar automóviles en Estados Unidos en el 2004.

En Arizona él y su grupo hurtaban por día entre dos a tres vehículos y sus ingresos ascendían a 2 mil 700 dólares diarios.

“Nosotros éramos el primer eslabón de la cadena, todos esos autos los traían a México”.

Al poco tiempo fueron reclutados por el Cártel de Sinaloa, el cual les ofreció mover droga. Su labor era recibirla y transportarla al comprador final. Se trataban de grandes volúmenes de marihuana. Su nivel de confianza fue medido por el grupo criminal y con ello aumentaron sus ingresos.

“Nunca quise traficar otra cosa que no fuera marihuana, sabía que la pena por ese delito es menos severa que con metanfetaminas, además mi conciencia también me decía que esa droga era menos nociva”.

Para él es cierta la frase que dice “el dinero fácil se gasta fácil”, pues así como lo obtenía lo gastaba en ropa y restaurantes de lujo.

En su vida criminal, Rey fue deportado en dos ocasiones. Su familia desconocía la realidad de su vida, aunque le enviaba dinero con regular frecuencia.

Durante los 4 años de cárcel, rodó por tres penales de Arizona. En los últimos seis meses de prisión conoció a su ahora esposa, una sanluisina amiga de la mujer de un compañero presidiario.

Al cumplir su sentencia, fue deportado por Nogales, tomó el camión a Sinaloa y al llegar fue bien recibido. Gracias a la buena situación de su familia, regresó a sus estudios universitarios.

Luego de un año, Rey visitó San Luis para ver a su ahora esposa dos veces por mes y finalmente el amor le ganó y decidió venir a vivir a San Luis. Aquí retomó su carrera en el Ceuno, en agosto terminará la licenciatura en Criminología.

“Esa vida de ‘narco’ quedó atrás, hoy vivo muy a gusto… me va muy bien, claro que jamás como cuando movía droga, pero no me quejo, ahora soy libre”.

San Luis R.C. Son. (OEM).- A pesar de que su familia gozaba de una buena posición económica, Rey, a sus 21 años, fue encantado por el “dinero fácil” de la vida criminal.

Inició robando carros en Estados Unidos y con el tiempo se pasó al tráfico de droga, pero en un operativo especial de la DEA fue detenido y cumplió una sentencia de 4 años en la prisión de Florence, Arizona. Recibió una condena de 6 años, pero a los 4 fue liberado.

Rey compartió su historia para TRIBUNA DE SAN LUIS para que otros jóvenes no sean enganchados por los criminales.

Él es originario de Guasave, Sinaloa. Su padre es chofer y su mamá maestra de primaria.

En su comunidad tenía amigos que se dedicaban a la “maña” y lo invitaron a robar automóviles en Estados Unidos en el 2004.

En Arizona él y su grupo hurtaban por día entre dos a tres vehículos y sus ingresos ascendían a 2 mil 700 dólares diarios.

“Nosotros éramos el primer eslabón de la cadena, todos esos autos los traían a México”.

Al poco tiempo fueron reclutados por el Cártel de Sinaloa, el cual les ofreció mover droga. Su labor era recibirla y transportarla al comprador final. Se trataban de grandes volúmenes de marihuana. Su nivel de confianza fue medido por el grupo criminal y con ello aumentaron sus ingresos.

“Nunca quise traficar otra cosa que no fuera marihuana, sabía que la pena por ese delito es menos severa que con metanfetaminas, además mi conciencia también me decía que esa droga era menos nociva”.

Para él es cierta la frase que dice “el dinero fácil se gasta fácil”, pues así como lo obtenía lo gastaba en ropa y restaurantes de lujo.

En su vida criminal, Rey fue deportado en dos ocasiones. Su familia desconocía la realidad de su vida, aunque le enviaba dinero con regular frecuencia.

Durante los 4 años de cárcel, rodó por tres penales de Arizona. En los últimos seis meses de prisión conoció a su ahora esposa, una sanluisina amiga de la mujer de un compañero presidiario.

Al cumplir su sentencia, fue deportado por Nogales, tomó el camión a Sinaloa y al llegar fue bien recibido. Gracias a la buena situación de su familia, regresó a sus estudios universitarios.

Luego de un año, Rey visitó San Luis para ver a su ahora esposa dos veces por mes y finalmente el amor le ganó y decidió venir a vivir a San Luis. Aquí retomó su carrera en el Ceuno, en agosto terminará la licenciatura en Criminología.

“Esa vida de ‘narco’ quedó atrás, hoy vivo muy a gusto… me va muy bien, claro que jamás como cuando movía droga, pero no me quejo, ahora soy libre”.

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