Regresaba a Mexicali un residente de esta capital cuando al pasar por la autopista de cuota entre Tecate y El Hongo, su carro fue objeto de un atentado por parte de manos desconocidas que le arrojaron una piedra.
Al llegar a la caseta del Capufe en El Hongo encontró otros siete carros habían sufrido un atentado similar y que los del seguro se negaron a pagar los daños.
Del susto, el quejoso Antonio Salas, pasó al asombro y de ahí al enojo y del enojo a rabia, ya que las autoridades se limitaron a encogerse de hombros con respecto a lo ocurrido.
Narró que, al regresar de realizar varios asuntos en Ensenada, por seguridad, se vino por la autopista de cuota, llegó en su viaje a la caseta de Tecate y tras hacer el pago respectivo avanzó en su viaje.
Apenas había circulado unos minutos cuando repentinamente escuchó un fuerte ruido al tiempo que veía que se le estrellaba el parabrisas.
El sorpresivo ataque le provocó la pérdida del control, que recuperó rápidamente, evitando un accidente mayor. En cuanto pudo paró y bajó del auto y no vio a persona alguna, temeroso de verse objeto de un ataque, subió al carro y reemprendió la marcha, hasta llegar a la caseta de El Hongo donde estaban siete vehículos más con daño parecido. Pág. 6A