CIUDAD DEL VATICANO.- El bienestar de un hijo es prioridadabsoluta. Por lo tanto también para un sacerdote, en caso de tenerun hijo, existe no solo la obligación de hacer a un lado elministerio, sino de satisfacer sucesivamente las necesidades delrecién nacido y de su madre. El influyente cardenal SeanO’Malley, arzobispo de Boston, afrontó en una entrevistadifundida también en Roma el delicado problema de los hijos desacerdotes católicos, un tema permanecido hasta ahora en lasombra.
El cardenal, que forma parte del llamado grupo “C9”, elconsejo que asesora al papa Francisco en el (difícil) proceso dereforma de la Curia del Vaticano, subrayó que en la ordenación elsacerdote hace una promesa de celibato, un compromiso con laIglesia y con la gente a la que sirve, que sin embargo no lo eximede sus responsabilidades cuando ha concebido a un hijo.
“El don de la vida -dijo el purpurado- es un precioso don deDios, que debe ser protegido y respetado en todas suscircunstancias”.
El cardenal, que también preside la Comisión para laProtección de los menores, explicó que en 2016 recibiócorrespondencia sobre el problema de los hijos de sacerdotes, cuyaidentidad y presencia en la sociedad han sido consideradas frutodel pecado y por lo tanto, erróneamente, al margen de lacomunidad. “Después de un atento análisis”, dijo, “seresolvió que este importante tema estaba más allá del mandato dela Comisión”.
El cardenal O’Malley explicó entonces que la comisión quepreside en el Vaticano trata de asistir a las diócesis y órdenesreligiosas en la implementación de la educación y lacapacitación en programas para la prevención del abuso sexual adaños de menores. Por lo tanto, aclaró, “no está dentro de laresponsabilidad de esta Comisión involucrarse en los casosindividuales”.
La Santa Sede examinará el asunto, puntualizó.