La hambruna en la Franja de Gaza ya es una realidad, y no una probabilidad, al menos para 210 mil personas que se encuentran en las dos áreas administrativas del norte del enclave, dijo este martes la Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA).
"Todos los mecanismos de supervivencia se han agotado y, atención, esos mecanismos son gente comiendo semillas de pájaros, forraje para animales, hierba y maleza. Estamos más allá de eso, literalmente no queda nada", explicó el portavoz de la OCHA, Jens Laerke, a periodistas en Ginebra, sin poder evitar que se le quebrara la voz.
Un consorcio de expertos en alimentación y nutrición a cargo de la denominada Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC) encendió en la víspera una nueva alarma al anunciar que todo apunta a que la hambruna se producirá en cualquier momento desde que evaluaron la situación, la semana pasada, hasta mayo.
No obstante, al menos el 70 por ciento de los gazatíes que quedan en el norte de Gaza, es decir, unos 210 mil ya están padeciendo hambruna y las muertes por inanición aumentan cada día, explicó Laerke.
El portavoz sostuvo que, con su declaración, el grupo de expertos a cargo de la IPC lo que ha intentado transmitir es que la hambruna "no es lo peor que puede ocurrir, sino que es lo más probable que ocurra".
"Estas no son proyecciones en las que ellos dicen que esto seguramente va a ocurrir al final de mayo (si no se abastece de alimentos a los gazatíes), sino que la hambruna seguramente está ocurriendo en un periodo que empezó dos días atrás", preciso
El portavoz de OCHA recordó que adicionalmente 1.1 millones de palestinos en el resto de Gaza se encuentran en "una situación alimentaria catastrófica", es decir a pocos pasos de la hambruna.
Si la situación no mejora porque Israel sigue restringiendo el acceso de la ayuda humanitaria, significaría "que más de 200 personas morirían de inanición cada día", sostuvo Laerke.
Insistió en que la población lleva meses utilizando todos los mecanismos a su alcance para llevarse algo al estómago, que ya no tiene de donde sacar algún alimento, ni siquiera para animales.