El futuro de la reforma educativa no está en manos del Gobierno federal, ni siquiera de los diputados, sino de la CNTE; y será en su próximo Congreso Nacional Extraordinario cuando se conozca los alcances de la contrarreforma que plantea cero evaluaciones y la exigencia de 5 mil 500 plazas.
En ese sentido, el diputado federal y secretario de la Comisión de Hacienda, Antonio Ortega Martínez, destacó que son dos grupos con mando en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, “los radicales y los moderados’’, los primeros que incorporan viejas prácticas e intereses de grupo.
Los moderados
La otra corriente, la moderada que no quiere romper el diálogo y la relación política con el Presidente Andrés Manuel López Obrador y con los actores políticos.
“Son los que han entendido que la reforma educativa de Peña Nieto, que surgió del Pacto por México, no era tan mala como ellos aseguraban. Los dichos que no quedaría ni punto ni coma de la mal llamada reforma, se han dado cuenta que era un acto irreflexivo, una bravata’’.
La rectoría educativa, dijo Ortega Martínez, no puede negociarse ni mucho menos entregarla a grupos facciosos.
Los rebeldes
El diputado federal destacó que la contrarreforma de la CNTE radical, busca quedarse con el pase automático de los normalistas a la educación y la pretensión de más de 5 mil 500 plazas.
Es decir, que no haya procesos de evaluación para los egresados de las normales, “por eso ahora se habla de un trato privilegiado’’; y que las plazas sean asignadas para que ellos las asignen.
“El bloque del PRD, PAN, PRI, MC y una parte importante de Morena, no lo van aceptar. La asignación de las plazas es una atribución y responsabilidad del Gobierno, de la SEP’’, dijo.