A pesar de los intensos rayos del sol, cientos de feligreses católicos participaron en las inmediaciones de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe en uno de uno de los actos más emblemáticos de la Semana Santa: El Vía Crucis Viviente.
Desde las 9:00 horas familias enteras llegaron a la glorieta ubicada en la avenida Obregón, donde el obispo José Isidro Guerrero Macías encabezó esta tradición que recuerda los últimos momentos de Jesús antes de resucitar.
“Hoy (ayer) hemos querido vivir lo que nos enseñó el Evangelio, la institución de la eucaristía, del sacerdocio, pero sobre todo el mandamiento de los mandamientos: Amarnos como Dios nos pide y el verdadero amor es el que se hace con humildad sirviendo a los demás”.
Decenas de cachanillas vivieron con fervor el transitar de Jesús hacia la cruz, desde su llegada al jardín sagrado, la traición de Judas, la entrega del Maestro a Poncio Pilato hasta su crucifixión en el Monte de los Olivos, donde niños y adultos con rostros entristecidos reflexionaban y agradecían en cada oración el sacrificio de amor del Salvador del Mundo.
Por quinta ocasión, Jesús fue personificado por Ángel Manuel Pérez, de 31 años, quien ha visto como un honor participar en esta escenificación como feligrés de Catedral.
“Lo hacemos con todo el amor; yo desde los 13e años he participado en el Vía Crucis”.
Después de un mes de preparación física y doctrinal, acompañado de su familia, Ángel muestra a través de esta participación los valores que sus padres desde niño le han inculcado.
“Mis padres me inculcaron la fe en Cristo y mi esposa, a quien conocí aquí mismo en Catedral”.
Sábado de Gloria
Previo al Domingo de Resurrección, se realiza el Sábado de Gloria que celebra la Vigilia Pascual, una celebración litúrgica que conmemora la Resurrección de Jesús y tiene lugar en la madrugada del Sábado Santo. En este ritual se utiliza el llamado Cirio Pascual, una enorme vela que simboliza a Cristo Resucitado y la oportunidad de renovar los votos y la fe en Él.
Hemos querido vivir lo que nos enseñó el Evangelio… pero sobre todo el más grande de los mandamientos: Amarnos como Dios nos pide y el verdadero amor es el que se hace con humildad sirviendo a los demás”.
José Isidro Guerrero Macías, obispo de Mexicali