De acuerdo a la Ley de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), el Congreso del Estado debía haber nombrado ya un presidente o presidenta para la institución en la entidad, sin embargo los legisladores incumplieron con el marco legal.
El 31 de mayo, la ombudsperson Melba Adriana Olvera, dejó el cargo y por el momento sólo existe un encargado de despacho, que es Carlos Flores Domínguez. La ex presidenta, en entrevista con LA VOZ DE LA FRONTERA, consideró que no hay justificación de por qué no se nombra al presidente o presidenta de la CEDH.
La convocatoria, por ley, debe salir seis meses antes de hacer el nombramiento del siguiente titular (es decir el 1 de diciembre), para que el seleccionado entre en funciones el 1 de junio. Pero esto no fue así, la convocatoria se lanzó a finales de abril, con lo cual se violó la ley.
Yo me fui el 31 de mayo porque mi nombramiento llega hasta el 31 y la ley prevé que se queda como encargado de despacho el primer visitador, el visitador general de la oficina central, Carlos Flores Domínguez.
Él no es presidente, porque un presidente es aquel que tiene un nombramiento del Congreso del Estado.
ES SENCILLO
Dijo que desconoce por qué no se han puesto de acuerdo, “para mí es muy sencillo, porque son solo siete (aspirantes), a mí me tocó concursar con 22; aquí fueron siete comparecencias, algunos se podría entender que no están en condiciones, no me
parece complejo encontrar al mejor perfil.
Creo que es una institución muy importante, es un órgano de control del Estado que hoy tiene que estar más fuerte que nunca y que no puede estar sin presidente o presidenta porque el Congreso no se ponga de acuerdo.
Lo bueno es que por cuatro años me dediqué a construir una institución sólida que pudiera caminar con o sin mi presencia, que pudiera seguir haciendo la defensa de las personas en Baja California, porque las instituciones no son la persona titular.
Agregó que hay varias recomendaciones a las que se requiere dar seguimiento y expedientes que quedaron a puntos de finalizar.
Lo que sí es que cuando no hay el titular de una institución, ésta está en incertidumbre; no tiene la fuerza, porque la voz de un presidente está en tanto que su nombramiento viene de una soberanía de representantes del pueblo.