/ viernes 15 de marzo de 2019

Ve don Emilio crecer Mexicali por 7 décadas

Recuerda con cariño cuando Mexicali era una ciudad chica, en los años cincuenta.

Don Héctor Emilio Guerrero recuerda con cariño cuando Mexicali era una ciudad chica, cuando casi todos se conocían, en los años cincuenta, “respirábamos un aire de seguridad”.

Hoy siete décadas después puede ver lo mucho que ha crecido, al ser jubilado decidió convertirse en conductor de Uber y recorrer las calles de la ciudad.

“Soy cachanilla 100%”. Nació en la ciudad en 1942, estudió Derecho en Guadalajara, trabajó en Gobierno por algunos años; fue profesor del CBTIS 21 y de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).

“Después de que ya me jubilé de la universidad me pregunté qué iba hacer, tantos años trabajando, y decidí meterme a trabajar en Uber, un tiempo, ahí es donde yo empecé a conocer la ciudad que tenemos actualmente”.

Sentado frente al que era su salón, en la preparatoria, cuando ésta se encontraba en la Casa de la Cultura, platicó sobre sus recuerdos sobre Mexicali, en el marco del 116 aniversario.



Estudió en ese espacio de 1959 a 1961; y recordó que ahí inició realmente la UABC, era la rectoría.

“Eran tiempos muy bonitos, respirábamos un aire de seguridad, todo mundo nos conocíamos, era una ciudad muy pequeña, nos conocíamos todos de alguna manera; no es como en la que estamos ahora viviendo, es una gran ciudad”.

Él vivía atrás del Palacio de Gobierno del Estado, hoy Rectoría de la UABC, en la Calle Ortiz Rubio.

“Yo recuerdo que las puertas no las cerrábamos en nuestra casa, entrabamos y salíamos, podía uno irse y la casa nadie se metía; no teníamos cerco, los muchachos nos pasábamos de una casa a la otra como si fuera nuestra familia, los barrios”.



“Eran preciosas las diversiones de nosotros, teníamos comunicación, jugábamos a las escondidas, a la pateada del bote… íbamos atrás de la Rectoría porque era muy bonito para andar patinando”.

“Me tocó ver cuando comenzaron a hacer el Seguro Social de la Zaragoza que quitaron las bombas que había ahí… a Calexico cruzábamos sin ningún problema, ni pasaportes ni nada, no había problema de cercos”.

Como muchos de los fundadores, sus padres fueron migrantes. Su padre era de Nayarit, de Tepic, y su madre de La Paz, Baja California sur, ahí se conocieron, y empezaron a migrar al norte hasta llegar a Mexicali.

“Lo más bonito que teníamos eran los parques… lo más bonito que teníamos era el parque que estaba a un lado de la preparatoria, con unos árboles grandísimos”.

Don Héctor Emilio Guerrero recuerda con cariño cuando Mexicali era una ciudad chica, cuando casi todos se conocían, en los años cincuenta, “respirábamos un aire de seguridad”.

Hoy siete décadas después puede ver lo mucho que ha crecido, al ser jubilado decidió convertirse en conductor de Uber y recorrer las calles de la ciudad.

“Soy cachanilla 100%”. Nació en la ciudad en 1942, estudió Derecho en Guadalajara, trabajó en Gobierno por algunos años; fue profesor del CBTIS 21 y de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).

“Después de que ya me jubilé de la universidad me pregunté qué iba hacer, tantos años trabajando, y decidí meterme a trabajar en Uber, un tiempo, ahí es donde yo empecé a conocer la ciudad que tenemos actualmente”.

Sentado frente al que era su salón, en la preparatoria, cuando ésta se encontraba en la Casa de la Cultura, platicó sobre sus recuerdos sobre Mexicali, en el marco del 116 aniversario.



Estudió en ese espacio de 1959 a 1961; y recordó que ahí inició realmente la UABC, era la rectoría.

“Eran tiempos muy bonitos, respirábamos un aire de seguridad, todo mundo nos conocíamos, era una ciudad muy pequeña, nos conocíamos todos de alguna manera; no es como en la que estamos ahora viviendo, es una gran ciudad”.

Él vivía atrás del Palacio de Gobierno del Estado, hoy Rectoría de la UABC, en la Calle Ortiz Rubio.

“Yo recuerdo que las puertas no las cerrábamos en nuestra casa, entrabamos y salíamos, podía uno irse y la casa nadie se metía; no teníamos cerco, los muchachos nos pasábamos de una casa a la otra como si fuera nuestra familia, los barrios”.



“Eran preciosas las diversiones de nosotros, teníamos comunicación, jugábamos a las escondidas, a la pateada del bote… íbamos atrás de la Rectoría porque era muy bonito para andar patinando”.

“Me tocó ver cuando comenzaron a hacer el Seguro Social de la Zaragoza que quitaron las bombas que había ahí… a Calexico cruzábamos sin ningún problema, ni pasaportes ni nada, no había problema de cercos”.

Como muchos de los fundadores, sus padres fueron migrantes. Su padre era de Nayarit, de Tepic, y su madre de La Paz, Baja California sur, ahí se conocieron, y empezaron a migrar al norte hasta llegar a Mexicali.

“Lo más bonito que teníamos eran los parques… lo más bonito que teníamos era el parque que estaba a un lado de la preparatoria, con unos árboles grandísimos”.

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