Sin ninguna otra opción para emplearse, los adultos mayores que requieren obtener ingresos han encontrado como forma de vida la paquetería dentro de las grandes cadenas de supermercados, donde no tienen sueldo ni disponen de las prestaciones más básicas.
Doña Marisol, de 65 años, cuenta que la pensión que recibe del Instituto Mexicano del Seguro Social es tan baja que tuvo que buscarse una actividad remunerada para mantenerse.
Los adultos mayores que desean emplearse como “cerillos” o paqueteros deben presentarse ante el INAPAM, donde se registran y son canalizados a la tienda más cercana de su domicilio.
Este año el Instituto ha canalizado a poco más de 130 personas de la tercera edad interesadas en emplearse dentro de un supermercado, donde reciben como pago solo la aportación de los clientes, pues la empresa no está obligada a darles un sueldo fijo.
“No hay sueldo, uno aquí gana lo que sale de la propina del cliente”, cuenta don Roberto, quien encontró en la labor de paquetero una segunda oportunidad de vida, luego de dedicarse a las labores de jardinería.
Aunque el INAPAM no les representa formalmente, éste sugiere a la tienda no imponerles horarios laborales de más de cuatro horas y proporcionarles un espacio para que descansen entre cada servicio.
Además de carecer de un sueldo, doña Marisol y don Roberto también adolecen la falta de prestaciones como asistencia médica laboral, vacaciones o aguinaldo. Ambos coinciden en que es una oportunidad para sentirse útiles, para distraerse y para convivir con otras personas a las que también se les han cerrado las opciones laborales por la edad.