En estos tiempos de pandemia, acudir a una consulta de rutina en el IMSS puede resultar una experiencia inquietante, tardada y molesta, sobre todo cuando las clínicas y hospitales son un lugar propicio para el contagio y ante los síntomas la receta es solo, tomar paracetamol.
El llegar a cualquier clínica el IMSS es un caos que solo toma sentido cuando se pregunta, hay que esperar que el guardia recoja las tarjetas, hay una fila para farmacia, otra para afiliación, y una más de la que no queda bien claro para qué sirve, todas estas al filo del inclemente sol del verano mexicalense.
Ataviada con una bata, visera, guantes cubrebocas, así como una gorra para el pelo, una mujer de complexión pequeña, con fuerte voz autoritaria, trata de poner orden entre los derechohabientes, ¡aléjense de ahí!, ¡hay que guardar la sana distancia!
Es la Clínica 40 ubicada al Sur de la ciudad, una de las unidades más recientes de la institución, su toque moderno, su estructura en forma de herradura, simula que te abraza al recibirte, en el ala derecha se ubica la farmacia, en el centro la recepción y a la izquierda se sitúa emergencias.
Para este caso, el área de urgencias se ha habilitado como zona Covid, es hasta donde llegan los pacientes que tienen síntomas del mal venido de China, unas vallas metálicas separan esta zona, de quienes hacen fila para ingresar a la clínica.
Los enormes ventanales permiten observar que en la zona Covid, en ese momento hay al menos 10 personas que buscan ser atendidas, mientras que el personal, vestido casi como astronauta, trabaja de manera incesante, entrando, saliendo, hablando con la gente.
Después de algunos minutos, empiezan a llamar a quienes tienen cita en los consultorios de medicina general, solo se puede ingresar con cubrebocas, te colocan una generosa porción de gel antibacterial y te toman la temperatura.
De ahí a los consultorios, a las modernas pero ya desvencijadas bancas, se han colocado cintas rojas para guardar la sana distancia, además se ha reducido de manera significativa el número de personas, el movimiento de derechohabientes dentro del edificio disminuyó significativamente.
La atención es rápida, los enormes googles y la mascarilla de tipo industrial, los guantes, así como el gorro le hacen perder su humanidad, a pesar que no labora en la zona Covid-19, la cosa no es para menos, tan solo ese fin de semana, dos médicos y una enfermera salieron positivos en esa clínica, según información extraoficial.
¿Qué se puede hacer al momento de que una persona presenta síntomas?, ¿hay que venir a la zona Covid?, suelta la pregunta el paciente.
Es mejor que ni venga, -responde con alta sinceridad el galeno-, ya que si no tienes Covid-19, aquí te vas a enfermar, lo mejor es que bajes la aplicación IMSS Digital y respondas al cuestionario de Covid, que está muy sencillo, tomes paracetamol y te quedes en casa.
Se agradeció la sinceridad de la respuesta, pero no fue menos inquietante, ya que si no cuentas con internet, tienes que venir a la clínica, con todos los riesgos que ello implica.
Una vez atendido, hay que surtir la receta, hay que salir del edificio y hacer fila bajo los inclementes rayos del sol, extrañamente la fila no avanzaba, el calor y el cansancio hacía mella en el ánimo de la gente que con los cubrebocas se le dificultaba respirar, más aún cuando tienes la sensación de querer salir corriendo de ese lugar.
Por fin, surtida la receta, afortunadamente al 100 %, una sensación de alivio invade el cuerpo de querer salir de ahí, sin embargo, en un rápido vistazo hacia la ala izquierda del edificio, denota que siguen llegando más pacientes, que si no estaban infectados, probablemente ahí contraigan la enfermedad.