La soledad y la depresión son padecimientos reiterados en personas de la tercera edad que son atendidos en asilos como la Casa del Abuelo Feliz, indicó el propietario del recinto, el doctor Rodrigo Otero.
El médico general narró que el interés por atender a personas de la tercera edad nació mientras trabajó en un hospital de Tijuana, en donde habilitó una habitación para tratar exclusivamente a este sector de la población.
Posteriormente, hace 13 años, llegó a Mexicali y junto a su esposa psicóloga, preocupados por el bienestar en la vejez, fundaron la Casa del Abuelo Feliz.
Rodrigo Otero comentó que uno de los objetivos del asilo es darle calidad de vida y crear comunicación entre los residentes, ya que muchos llegan a padecer soledad o depresión.
“A veces porque la familia trabaja, está ocupada, los pacientes viven padeciendo un poco de soledad o cierta depresión. No es culpable la familia, tienen que trabajar, tienen generar, tienen sus vidas. Entonces, aquí esas alteraciones son resueltas”, expresó.
El médico mencionó que algunos de los padecimientos que tienden a sufrir las personas de la tercera edad son los motrices y los cognitivos.
En el caso de los motrices se refiere a la pérdida de movilidad en las extremidades inferiores, mientras que los cognitivos engloban trastornos como el Parkinson, Alzheimer y embolias.
En ese sentido, mencionó que por su especialización y la de su esposa, reciben frecuentemente casos de Alzheimer, algunos en estados muy deteriorados.
“Han habido dos o tres asilos que en un periodo de tres o cuatro años me han mandado pacientes porque ellos no tienen un médico 24/7 ahí”, detalló.
Asimismo, narró que sólo han detectado un caso de maltrato, en el que una mujer que laboraba como enfermera comenzó a padecer síntomas de Alzheimer en su trabajo, situación por la que comenzó a cometer errores durante sus jornadas laborales.
Luego de que sus jefes levantaran varias actas administrativas en su contra, y sin siquiera haberla diagnosticado con Alzheimer, fue despedida del sector salud.
Posteriormente, su hijo de 17 años, desconociendo también su padecimiento, la llevó a la Casa del Abuelo Feliz, con un cuadro de desnutrición.
Rodrigo Otero la atendió médicamente y concluyeron con un diagnóstico de Alzheimer. Finalmente, lograron rehabilitarla y que lograra salir del asilo para recibir atención médica desde su casa.