Miguel García Morales lleva 22 años dedicándose a la albañilería, lo cual le ha permitido mantener a su familia, pero sobre todo darle un patrimonio a las personas.
Él es originario de Salamanca, Guanajuato y aprendió esta profesión desde los 12 años gracias a distintas personas, en donde reconoció que tuvo mucho que ver la necesidad que tenía de ganar dinero desde temprana edad. “Son cuestiones de la vida, muchas de las veces es la necesidad de aprender de la construcción, saberle de todo, porque también me dedico a impermeabilizar”. Esta labor es útil, pero a su vez es poco valorado, afirmó, ya que son pocas las personas que están dispuestas a tener un trabajo que es extenuante y genera un desgaste físico. “En mi caso es las dos cosas a la vez, me gusta, pero hay que hacerlo porque es trabajo”.
La parte más difícil de su trabajo es mantener un buen “aguante” en la rutina, ya que laborar en el giro de la construcción es similar a hacer ejercicio durante ocho horas seguidas. Desde que empezó con el oficio a la actualidad, ahora se manejan nuevas técnicas y materiales que deben de conocer los nuevos albañiles, sin embargo lo más importante es sentir amor hacia el trabajo, consideró. “No es un trabajo que cualquier gente lo elija, tiene que gustarle”.
Hoy se festeja el Día de la Santa Cruz, de la cual Miguel es creyente y le reza para pedirle que sus jornadas laborales salgan sin ningún incidente. En otras partes incluso les hacen una gran fiesta los patrones a los trabajadores de la construcción para celebrar este día.