Desde que tenía 6 años, Víctor tuvo clara su atracción por los hombres y su gusto por vestir de mujer.
Hoy, como “Sasha”, es una de las artistas más referidas dentro del espectáculo transexual de Mexicali no solo por su talento, sino por ser una voz franca y sin reservas al hablar de lo que aqueja a la comunidad de la que forma parte.
Como Dulce, Amanda Miguel, Jenny Rivera o Lupita D´alesio, brilla y conquista el escenario cada noche en el bar Porkys Divine, en la zona centro de la ciudad.
En un camerino exclusivo, donde desbordan los vestidos confeccionados a detalle, pelucas, zapatos y accesorios brillantes, Sasha se transforma para levantar el telón.
Su historia, detrás del espectáculo, es como la de cualquier otro que se atreve a expresar libremente sus preferencias sexuales con el rechazo y la exclusión que suelen iniciar dentro de la propia familia.
“Comencé por necesidad; mis papás se separaron y nos fuimos a la Ciudad de México, mi mamá se iba a trabajar a las seis de la mañana, era la mayor con tres hermanos a los que cuidada, una tía le dijo a mi madre que yo iba a enfermar a mis hermanos y cometió el error más grande, que fue decirme que me fuera”.
Con tan solo 15 años, Víctor salió de la casa que habitaba con su familia en la Ciudad de México y sin ninguna referencia se aventuró a Tijuana, donde sus primeros años fueron complejos.
EL IMPULSO
Los amigos que ahí encontró la animaron a entrar al espectáculo imitando a cantantes famosas, siendo Sasha Sokol la primera que caracterizó.
“Mis botas estaban bien rotas y me compraba teipe negro y le ponía en los tacones y alrededor porque no tenía otros zapatos, me acuerdo que llevaba una blusa rota y vieja, siempre traía hilo y aguja, así di mi primer show en el Noa Noa de Tijuana”.
Luego de pisar bares más populares llegó también a San Luis Río Colorado, Sonora, donde reconoce que los buenos ingresos económicos la llevaron a tener todo para luego perderlo en una etapa en la que padeció la adicción a las drogas, que años después superó por completo.
El destino la puso en Mexicali donde hoy coordina el espectáculo con más afluencia de la Zona Centro.
EL ESCENARIO, SU VIDA
Con un vestido negro y ajustado al cuerpo, joyas brillantes y un cabello con volumen imponente, “Sasha” enciende el escenario del Porkys Divine.
En cuestión de minutos transforma su rostro con la habilidad que ha desarrollado en el maquillaje y de tener solo unos zapatos y una blusa rota en sus inicios, hoy son decenas de vestidos los que forman parte de la producción de su espectáculo, del que cuida cada detalle sin escatimar nada.
Para ella, un buen show depende fundamentalmente de la interacción con el público con quien tiene una química casi inmediata.
“Interactuar con la gente es mi escape a no sentirme tan sola, siento que son parte de mí y me lleno de vida”.
Debajo del escenario “Sasha” alza la voz en cada oportunidad que se presenta para señalar lo que aqueja al gremio “trans”, al que considera desunido pero al mismo tiempo vulnerable a la violencia y la discriminación.
“Deben respetarse y quererse”, dijo y que ve muchos conflictos con ellas.