La cardióloga de Mayo Clinic, Amy Pollak, destacó que 75% de la sal que ingieren las personas en su alimentación diaria proviene de comidas procesadas o de salidas a comer, situación con la que se debe tener cuidado porque eleva la presión arterial.
La persona con presión alta o antecedentes familiares de esta enfermedad debe evitar estas dos opciones, al igual que disminuir o eliminar las cantidades de sodio que consumen para evitar complicaciones en su estado de salud, indicó en un comunicado.
Los pequeños granos de sal realzan el sabor de la comida, pero en grandes cantidades aumentan la presión arterial, lo cual es un factor de riesgo importante para infartos cardíacos, accidentes cerebro- vasculares, insuficiencia cardiaca e incluso demencia, agregó.
Reducir la cantidad de sal en la mesa o en las comidas fuera puede disminuir la presión arterial y si se esta medida se acompaña con actividad física regular, el beneficio es mayor.
Recomendó que al comer fuera de casa o pedir comida se solicite se prepare sin sal y aunque lleva un tiempo que el paladar se ajuste a una dieta baja en sal, en ese período se puede incorporar más hierbas y especias para acentuar los sabores en su comida, mencionó.
El sodio es un mineral necesario para el cuerpo porque mantiene el balance de líquidos, ayuda a la actividad muscular, a la digestión y a transmitir impulsos nerviosos; pero sólo se requiere una mínima cantidad que incluso se encuentra de manera natural en los alimentos.
El exceso en el consumo de sal de mesa incrementa los riesgos de padecimientos cardiovasculares y de los riñones, hipertensión, alteraciones visuales, calambres en las extremidades y derrame cerebral.