Don Lázaro Cárdenas entró “a la boca rugiente de león” en Baja California, ardiendo dos conflictos expropió tierras a Colorado River Land Company el 14 de marzo de 1937 y realizó la expropiación petrolera el 18 de marzo de 1938 y aun sabiendo inconformidades extranjeras amenazantes, visitó ciudades del noroeste de México en tres ocasiones, incluyendo San Luis Río Colorado.
La primera vez que estuvo en esta región fue inmediatamente después de la trágica muerte de Jorge López Collada y sus cadeneros, en 1937, cuando trazaban la línea ferroviaria entre estación “Médanos” y Puerto Peñasco.
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El escritor e historiador, Federico Iglesias Serafín contó que Lázaro Cárdenas cruzó el desierto sobre aquella suertuda diligencia que manejaba Eugenio Molina Clark (El Queno).
El contingente salió de Sonoyta al amanecer, abastecido con alimentos y después de exasperantes “atascadas” sobre el banco meganoso en el arroyo del Zumbador, llegaron agotados en la madrugada a San Luis Río Colorado, pero iban rumbo a Mexicali.
La segunda vez que Cárdenas cruzó el desierto de Altar fue el 2 de julio de 1939 para supervisar el avance ferroviario desde Puerto Peñasco a estación Doctor y la tercera ocasión sucedió durante la Segunda Guerra Mundial cuando era comandante militar de la región pacífico y como Secretario de Defensa embarcó en Puerto Peñasco hacia San Felipe.
Cárdenas tiene hechos brillantes en la guerra revolucionaria; siendo adolescente apareció sobre tierra sonorense participando en las batallas de Casas Grandes, El Pulpito, Agua Prieta, Naco, Nogales, Cananea, Fronteras, Hermosillo, La Colorada, Álamos y Navojoa.
En la segunda ocasión que vino a este municipio salieron cabalgando de Puerto Peñasco hasta topar punta de vía en el kilómetro 175 y continuaron sobre “armón” a estación “El Doctor” desde donde siguieron el camino en automóviles a los poblados sanluisinos que antes de llamarse ejido eran conocidos como “Colonias”.
CAMINÓ POR LA CALLE CUAUHTÉMOC
Federico Iglesias señaló que esa vez, Lázaro Cárdenas y sus acompañantes llegaron a San Luis alrededor de las tres de la tarde para comer y atendió a grupos de solicitantes ejidales en el poblado “Campamento”, quienes de inmediato se dispersaron al escuchar un exagerado clamor que indicaba: -¡Ahí vienen los apaches!- y se aproximó una docena de indígenas Cucapá que llegaron para entrevistarse con el Presidente.
Los Cucapá manifestaron ser aborígenes, eran altos, fornidos, pómulos salientes, casi desnudos, paliacate amarrado sobre la cabeza como turbante y entre ellos venían unos hombres rubios que exigían dejar libres las tierras en ambas bandas del Colorado.
Cárdenas dialogó con ellos, indicándoles que nombraría una comisión para tal asunto, por lo que inmediatamente los Cucapá retornaron a su ranchería.
Empezaba a pardear oscureciendo y la comitiva de funcionarios se hospedaría a unos pasos de poblado “Campamento” en rancho “Del Cuervo” (hoy de González Lobo) y mientras adecuaban espacios, el presidente Lázaro Cárdenas acudió a visitar la Comisaria que estaba en la calle Cuauhtémoc de San Luis.
Mientras esto sucedía, alarmado llegó un campesino informando que venía hacia acá un grupo armado acompañando a los Cucapás que estratégicamente rodearon el rancho “Del Cuervo”; los funcionarios continuaron con precaución, enviando notificación al Presidente que ya no estaba en San Luis pues había aceptado tomar cena y pernoctar en Yuma a insistente invitación de Adolfo Verdugo y familia Sanguinetti en un domicilio del “Old Town” que estaba ubicado sobre Madison avenida.
Sobre el incidente en el rancho “Del Cuervo”, nada hubo que lamentar, todo quedó en silencio; pero 77 años después documentos desclasificados de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) revisados por el periódico La Opinión de Los Ángeles, el lunes 1 de febrero de 2016 revelaron en Radar BC que, en Santa Bárbara, California, realizaron los planes para asesinar al Presidente Lázaro Cárdenas. Eso indica informe fechado el 30 de junio de 1939 y detrás del plan estaban los ex Presidentes Abelardo L. Rodríguez y Plutarco Elías Calles, con representantes de petroleras inglesas.
La segunda vez que Cárdenas cruzó el desierto de Altar fue el 2 de julio de 1939 para supervisar el avance ferroviario desde Puerto Peñasco a estación Doctor