Las clases presenciales no son posibles debido a la pandemia del Covid-19. El aula se convirtió en un monitor de computadora, una pantalla de celular, donde docentes y alumnos enfrentan el reto de la educación a distancia.
Este proceso que presenta dificultades y enseñanzas tanto en lo profesional como en lo personal, narra la maestra del Cobach La Mesa y Nueva Tijuana, Alicia González, ha originado cambios en las fórmulas de impartir los conocimientos.
"Al principio yo les mandaba información, las indicaciones y no funcionaba del todo bien. Entonces empecé a escuchar entre mis compañeros que comenzaron a grabar videos y me animé hacerlo, uno o dos por semana puesto que llevan seis o siete materias, entonces la carga académica se incrementó para ellos y nosotros".
A los videos le agrega frases, datos, detalles, buscando que los alumnos se sientan interesados. Sin embargo, la modalidad en línea no funciona para todos, señala.
"Algunos no están acostumbrados a estas plataformas. Sabemos que no todos tienen el hábito de la lectura, y eso es algo indispensable ahorita que estamos manejando la tecnología. Por eso fue la iniciativa de hacer vídeos breves, concisos, el ejercicio y listo".
Esto trajo una mayor cantidad de trabajo, lo cual llevó un proceso de adaptación para la docente, el cual incluyó tener un horario de labores definido, en donde pudiera atender a los cientos de jóvenes que tiene a su cargo.
"Al inicio me sentía saturada y los muchachos te escriben a cualquier hora. Ahorita lleva más tiempo revisar trabajo por trabajo y mandar la retroalimentación. Tengo ocho grupos, cada uno de 45 a 50 alumnos, pero realmente un 70% son los que me están entregando y cumpliendo", precisó.
El resto de estudiantes que no cumplen con las tareas y trabajos especiales, está relacionado en muchas ocasiones con cuestiones económicas y personales que afectan el desempeño de los alumnos, una situación a la cual también se han tenido que adaptar los docentes, Alicia, explica.
"Donde imparto clases es una zona complicada y no todos tienen los recursos para tener acceso a internet, computadora o incluso celular. Algunos con problemas como muertes de familiares por el Covid-19 y obviamente uno tiene que ser flexible al respecto".
"Algunos alumnos que han tenido ese voto de confianza hacia mi persona me cuentan sus cosas, les pregunto si todo está bien, si necesitan algo: creo que eso es muy importante y más en situaciones de confinamiento".
La mezcla de no solo educar, sino también servir como una especie de consejero le demanda mucho tiempo a la maestra, razón por lo que en medio de todo eso encontró formas de no perjudicar su salud física y mental.
"Trato de no descuidar mi parte personal, porque tengo conocimiento de compañeras que están casi todo el día pegadas a la computadora y eso para mí creo que no es del todo sano, creo que debe haber un equilibrio entre el trabajo, la vida personal, el cuerpo y el descanso".
Para Alicia, todo este proceso ha significado encontrarse con nuevas estrategias de enseñanza, incluso inspiración. "Preparar la clase como un platillo de cocina de autor y que los alumnos se deleiten: ellos sienten la vibra, si el maestro disfruta los alumnos también".
"Tener presente la vocación de enseñar a otros para salir adelante, nosotros tenemos una semillita muy importante que sembrar", finalizó.
EL OTRO LADO DE LAS CLASES A DISTANCIA
Marcia Reyes tiene dos hijos, ambos tomando clases a distancia. La más pequeña cursa primer grado de primaria, mientras que el mayor es un adolescente que estudia la preparatoria. El lograr que los dos cumplan con las tareas ha sido un reto, según nos narra la madre de familia.
"Con las más chiquita se complican las tareas que nos mandan. A diario tenemos que enviar los trabajos, entonces si hay que invertirle tiempo, buscar información, leer con la niña".
"Creo que lo más difícil es que entiendan, a veces uno trata en la forma en que puede de dar una explicación, pero los niños no siempre comprenden, también porque a veces no sabemos cómo enseñar, no estamos preparadas", platica.
Aún así, añadió, han logrado cumplir con las tareas, ya que al igual que la maestra Alicia, han tenido que encontrar horarios de trabajo bien definidos, como si se tratase de una clase presencial.
"Tratamos de levantarnos temprano y desayunar para estar listos a las 10 u 11 de la mañana. Empiezo con la niña en la computadora, vemos las tareas y ahí la pongo, al mismo tiempo voy haciendo cosas de la casa".
"Ya que termina la niña sigue mi hijo varón, él ya no le ayudo, pero si veo que se pone hacer la tarea, con él ha sido un poco más fácil porque si le gusta el estudio", precisó.
Si bien, la madre familia ha conseguido mantener a sus hijos estudiando desde casa, la importancia de que regresen a clases presenciales es de suma importancia, esto para que lleven la enseñanza tal y como se debe, así como para que tengan actividad física.
"Si es necesario que vayan a clases, no aprenden igual desde acá sin los profesores, los compañeros. También tienen que hacer deporte, salir, correr, eso hace mucha falta para que se despejen", concluyó.