La violencia de género se ha convertido en problema cultural en las nuevas generaciones, que va en aumento y requiere de acciones preventivas y de orientación en las que participan organismos sociales, así como dependencias de Gobierno y fue el contexto en que se desarrolló ayer el Foro sobre Violencia de Género.
Organizado por la asociación Generación Podemos (GP) integrada por egresados y estudiantes de varias universidades que preside Óscar Leonel Vázquez Solís, conferencistas coincidieron en señalar que pareciera que es algo aceptado y que la mujer es la más afectada por esta clase de violencia en sus diferentes formas.
“Es por eso el interés de GP de integrar el tema en su agenda de actividades, somos un organismo donde participan muchas mujeres que vieron lo grave de la situación y que muchas jóvenes han sido víctimas de esta clase de violencia que se da no solo en el hogar, sino que tiene muchas vertientes”.
María Mercedes Angulo dijo que se debe trabajar en la prevención, ya que por medio de ésta se pueden prevenir muchas desgracias y que minimizar el fenómeno a pesar de ser grande puede significar que nuestra sociedad va en decadencia junto con el valor que tiene la mujer.
La prevención debe darse desde el hogar, en la escuela, en el ámbito laboral, indicó en coincidencia con Idalia Gómez Rivera que acudió en representación del Poder Judicial de Baja California y en donde dijo se dé valor a la autoestima, por lo cual la prevención debe ser desde brindar orientación hasta atender a las víctimas.
Consideró que “sí se puede salir del círculo vicioso de la violencia”, ya que muchas mujeres viven en ambientes en que no se dan cuenta de ésta, “no se conoce el valor de la autoestima y tienen que hacer un autoanálisis de su situación en familia, como están viviendo, trabajar en ello y aceptar que se vive en él”.
Leyes insuficientes
Por su parte, la comunicadora Norma Bustamante resaltó el alto nivel de violencia hacia la mujer que se vive en la sociedad en muchas formas y que en México las leyes no son suficientes para abordar el problema, a pesar de registrarse casos extremos como golpes, lesiones y feminicidios.
No obstante, indicó que el fenómeno no termina ahí ya que tiene diversos orígenes, en lo familiar y en la sociedad, desde la violencia psicológica y la social que etiqueta a la mujer para cumplir roles específicos obligatorios en donde se les impone que el lugar más seguro de la vida es con el hombre.
La imposición de estos roles, agregó, limita su desarrollo personal, como seguir trabajando, ejercer su profesión y dejar todo en la familia donde “uno de los grandes orgullos es cocinar más sabroso que la suegra o buscar que los hijos estuvieran en el cuadro de honor de la escuela”.
Dijo que en la actualidad estos roles se han venido eliminando entre muchas jóvenes que cursan estudios universitarios y con otras actividades ejecutivas y que “nunca es demasiado tarde para iniciar” y que hagan una lista de lo que quieran hacer “no deben permitir que alguien ejerza esa violencia en contra de sus vidas”.