El tiempo regresó ayer por unas horas, en un pueblito llamado “Oro Blanco”, las parejas de jóvenes enamorados recorrieron sus calles mientras bailaban al ritmo del norteño, se trata de un espectáculo que se vivió en el Museo del Valle de Mexicali.
Al medio día, con una temperatura de alrededor de 40 grados, y al puro estilo del viejo oeste, los jóvenes que integran el grupo de danza Cachanilla, hicieron lo propio, con elocuencia.
Entre los pasillos de los comercios de la calle principal, los jóvenes ataviados con sus trajes vaqueros, botas y sombrero, se pasearon de un lado a otro, con sonrisa en rostro; luego al sonar la música empezaron los bailes típicos del Estado: las cuadrillas y el calabaceado.
El promotor cultural del museo, Omar Orozco, señaló que este espectáculo se presenta los domingos, en un teatro al aire libre.
En esta ocasión se hizo una representación entre los edificios de madera, por la visita de un par de periodistas de viaje españoles, de la revistas “Travelers”, con el propósito de que vivieran una mejor experiencia y que se llevaran imágenes.
Los periodistas son guiados por la Secretaría de Turismo del Estado, con el propósito de que se difunda más sobre lo que hay para hacer en Baja California, en este caso, en Mexicali.
El Museo
El Museo del Valle de Mexicali se encuentra en Río Amazonas 582, Granjas Virreyes, al oriente de la ciudad.
Fue fundado por Ezequiel Benítez; cuenta con un restaurante, área de exposición (el pueblito), teatro al aire libre, corrales; es un área de experiencias vivas que evocan al viejo oeste de hace un siglo.
El poblado es llamado “Oro Blanco”, en referencia al algodón que se sembraba en el Valle y que fue una fuente económica que generó riqueza en la comunidad por varias décadas.
Está compuesto por edificios de madera al estilo de las películas de vaqueros; ahí es posible encontrar: un hotel, salón, panadería, boutique, una tienda.
Al ingresar a los espacios se pueden observar los detalles del interior y hasta escuchar el crujir de la madera caminar.
Además tiene una ambientación exterior hecha con implementos agrícolas, carretas, corrales con diversos animales; y hasta vías del tren.
Llama la atención los detalles, las piezas antiguas que hay dentro de los edificios, desde una navaja para rasurar, planchas, estufas, herramientas, máquinas de escribir, entre muchos artículos más.
En el restaurante se puede disfrutar comida mexicana, especialmente un menudo rojo, que es la especialidad de la casa; aunque tampoco debe dejar de disfrutar los tamalitos de elote.