"No quieres pasar por el charco?, El agua solo te llega hasta las rodillas mamá; no le contesta la octogenario señora, mejórate pasamos por donde Martín; pero tiene unos perros muy bravos le réplica la hija. Ese fue parte del diálogo que sostuvieron Victoria Ríos, de casi 75 años de edad, con su madre Lucrecia López, cuando regresaban a su vivienda ubicada en el arroyo Santa Catarina, pero al ver que un charco se les interponía, la pensaron dos veces antes de que un buen samaritano, se ofreciese a ayudarlas a cruzar a pie. Victoria tan solo tiene 4 años viviendo en el arroyo, vive de lo que le dan sus hermanos e hijos, además de los trabajos que le salen ocasionalmente limpiando casas y lavando platos.
Ella y su madre se refugiaron con un vecino que sí tiene su casa buena. Con mucho trabajo levantó su casa, compraba 30 o 50 pesos de madera y las iba clavando poco a poco. Cada que llueve es la misma, dijo, se hace un cochinero. Por otra parte, Octaviano Gómez, residente de más de 30 años en el arroyo, no acudió al refugio, prefirió quedarse a cuidar sus cosas, hay muchos rateros y no puede dejar su casa sola. Se le cayó una gran parte del cerco de madera y de varas, fue auxiliado por elementos de la Marina.
Mientras que Ramona Ríos, regresó a su domicilio en el arroyo, ella fue a refugiarse en el refugio que acondicionó el DIF municipal, cuando regresó se encontró con que su casa se le había caído el cielo. Trabaja ocasionalmente limpiando casas y descabezando camarones. No tiene recursos, no sabe cómo va a arreglar su casa y le da vergüenza pedir apoyo porque ella es una mujer trabajadora.