Cerca de la mitad de las personas diagnosticadas con un trastorno depresivo que se atienden en el Instituto de Psiquiatría del Estado de Baja California (IPEBC) han tenido algún pensamiento suicida, informó el director general de la institución, Víctor Salvador Rico Hernández.
Recordó que la depresión es el principal padecimiento de trastorno afectivo en Baja California, seguido por la ansiedad, y aunque no todas las personas depresivas llegan a cometer intentos de suicidio, una gran parte sufren de este tipo de pensamientos constantemente.
“La depresión es contra sí mismo, y es una de las peores cosas que le puede pasar al ser humano; la otra es el riesgo que conlleva al suicidio; las personas que llegan a cometer un acto de autoagresión, el gran porcentaje tiene un trastorno de enfermedad mental”.
La aparición de pensamientos suicidas, explicó el médico, lleva con el tiempo a la aparición de la intención suicida, aunque es mínimo el porcentaje de personas que logran cumplir con esta intención.
De acuerdo a Rico Hernández, se calcula que por cada suicidio consumado hay, al menos, otras 20 personas que lo intentaron.
“Depende también hasta de las cuestiones del apoyo social, apoyo primario, las cuestiones de las creencias religiosas; yo no lo hago porque están mis hijos, está mi esposo, está mi pareja, o bien porque Dios no lo permite, es lo que nos mantiene aquí, son los factores protectores”.
En el área de urgencias del IPEBC se atienden alrededor de 9 mil consultas anuales, de las cuales aproximadamente el 30% están relacionadas a la depresión, y en al menos la mitad de los casos se ha presentado algún intento de suicidio.
Esto equivale, según datos del Instituto, a cerca de 1 mil 600 personas en Baja California.
Hoy se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio y la Organización Mundial de la Salud, con la intención de generar conciencia sobre esta problemática a nivel internacional.
Según las estadísticas del IPEBC, muchas de las personas que tienen depresión pueden tardar hasta siete años en buscar ayuda profesional para su trastorno, ya sea por el estigma que esto conlleva o por la creencia de que “pueden solos”.
Rico Hernández puntualizó que para que un tratamiento sea exitoso éste debe ser de al menos seis meses continuos, aunque un porcentaje importante de las personas no lo cumplen.
“Muchas personas saben que tienen depresión y no acuden a tratamiento, de los que vienen muchas personas desertan porque se sienten con mejoría; la mitad de las personas llegan a desertar a la primera mejoría”.
El entrevistado resaltó la necesidad de estar atentos a los comportamientos y sentimientos de nuestros familiares, ya que cualquier cambio brusco en ellos puede ser una señal de depresión.
“La persona que llega a intentar suicidarse muchas veces busca la atención de manera indirecta, es decir, comentan, pero a veces no le prestamos atención, o a veces han ido a la atención médica antes de hacer el intento”.
Para mejorar la atención en este tipo de casos, desde hace un año se creó la línea de emergencia 075, la cual recibe en promedio 300 llamadas al mes, sobre todo de personas con edades entre los 25 y 45 años, en donde hay más incidencia de trastornos depresivos.
El funcionario explicó que han iniciado cursos y capacitaciones para personal de los primeros niveles de atención (enfermería, médicos, paramédicos y servicios de emergencia como bomberos y policía), con la intención de que valoren los síntomas emocionales en casos de emergencia.
PRIMERA ATENCIÓN
Desde 1992, Manuel Ochoa ha sido parte del cuerpo de bomberos de Mexicali, primero como voluntario y después como miembro de la corporación.
En 2021 fue parte del equipo que evitó que se suicidara una persona que intentaba lanzarse desde el puente vehicular del bulevar Adolfo López Mateos y la calzada Independencia.
Se trató de un llamado por parte de la policía municipal, debido a que la persona se encontraba en un estado alterado y se negó a cualquier intervención con ellos, lanzando amenazas verbales.
“Decidimos colocarnos todo nuestro traje, que nos pudiéramos distinguir del personal de Seguridad Pública, y pues ya fui yo quien tuvo el contacto con la persona; empecé a tratar de mencionar la intención de nosotros de ayudarlo, entre otras cosas.
“De alguna manera pude ganarme un poquito su confianza, lo suficiente hasta poderme acercar a él y jalarlo al interior del puente”.
En sus años dentro de la corporación, recuerda Ochoa, cotidianamente se reciben reportes de personas que realizan algún intento de suicidio, tanto en puentes como en espectaculares, o en sus propias viviendas.
Ochoa dice no haber recibido algún entrenamiento especial sobre el tema, pero sí v de forma personal.
“Son recursos que te pueden servir para enfrentar de alguna manera este tipo de situaciones; no somos ni psicólogos, ni terapeutas, pero existen, por ejemplo, cursos de primeros auxilios psicológicos, donde te dan algunos tips, algunas estrategias”.
En opinión de Ochoa, ha sido su capacidad de empatizar con estas personas lo que le ha permitido participar en este tipo de intervenciones.
Consideró necesario que los bomberos estén preparados para enfrentar este tipo de casos, dado que la gente en general los percibe como alguien que los puede ayudar.