Cada año San Luis Río Colorado contribuye con la emisión de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático con la quema de gavilla de trigo, este ciclo agrícola 2018-2019 son 9 mil 158 hectáreas sembradas que se convertirán en toneladas de dióxido de carbono al ambiente. De acuerdo a datos de la Secretaría de Desarrollo Rural (Sader), en la temporada 2015-2016 se sembraron 16 mil 278 hectáreas y en 2016-2017 sumaron 11 mil 609, al final de los ciclos los campos fueron víctimas de la práctica del “cerillazo”.
EFECTOS NATURALES
La maestra en Ciencias, María Jesús Martínez Contreras, jefa de Proyectos de la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, comentó que son importantes los daños climatológicos que provocan la quema de gavilla, los cuales deben atenderse. “Como Municipio contribuimos con la emisión de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático, lo cual traerá desajustes en el clima que a nivel mundial se notan en el clima, hay más lluvias, sequías severas, el deshielo de los casquetes polares, entre otras que ponen en riesgo la vida en general”, opinó. Indicó que en general el cambio climático puede provocar la extinción de especies, la escasez de alimentos, la transmisión de enfermedades, solo por mencionar algunas. “La quema de gavilla debe preocuparnos a todos, el efecto del humo afecta a todo el planeta, cuando el viento cambia las humaradas se transportan hacia la zona urbana, humo el cual respiramos”.
FALTA VOLUNTAD
El ingeniero José Juan Montes Lepe, productor de trigo, comentó que este año le entró al negocio con 30 hectáreas, las cuales trillará y la paja la integrará a la tierra a fin de “alimentar” la fauna microscópica que la habita. “Los agricultores sabemos el daño que le hacemos a nuestra tierra, junto con la gavilla quemamos todo lo bueno, quemar es lo más práctico, pero el tema ambiental toma mucho auge y nos obligará a cambiar los hábitos si queremos seguir en el negocio”.
Destacó que en el Sur de Sonora los productores fueron obligados a integrar la paja a base de multas, con ello se obligó a una mejor planeación de las siembras para iniciar nuestros cultivos sin que afecte al siguiente cultivo en puerta. En cuanto al gasto, Montes Lepe dijo que el costo operativo de integrar la gavilla debe conformarlo el valor final del producto.
Por su parte el presidente del Sistema Producto Trigo, Ricardo Martínez Parra, consideró que no es viable integrar la paja porque incrementa el costo en al menos 1 mil 200 pesos por hectárea. “Queman en Baja California y Estados Unidos, si quieren obligarnos tendría que ser una prohibición regional, de otra forma no es viable, es mejor regular las incineraciones”.