El Día Internacional en Memoria del Holocausto (auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas), el 27 de enero de 2022, miles de testigos de Jehová fueron ejecutados o languidecieron en campos de concentración nazis junto con millones de judíos y otros grupos, así lo dio a conocer Francisco Ismael Sánchez López, miembro de este grupo religioso.
Comenta que los testigos de Jehová cuentan con recursos educativos sobre este tiempo crítico de la historia que destacan su impacto en los derechos humanos y presentan relatos de primera mano de personas que mostraron su fe, dignidad y resiliencia ante el trato inhumano de los nazis.
¿Por qué odiaron a un grupo cristiano?
Según la historiadora Christine King, el régimen nazi clasificó a los testigos de Jehová como “enemigos del Estado”. ¿Por qué? Por “declarar públicamente que rehusaban aceptar hasta los más pequeños elementos del [nazismo], que eran incompatibles con su fe y creencias.”
Por ejemplo, gracias a su estudio de las enseñanzas de Cristo, los testigos de Jehová adoptaron una postura neutral en cuanto a la política y rehusaron dar el saludo Heil Hitler. Tampoco participaron en actos racistas ni violentos, ni se unieron al ejército alemán.
También es digno de mención que, según la historiadora King, “mediante su literatura denunciaron públicamente la crueldad del régimen, incluyendo el maltrato de judíos”.
Los Testigos estuvieron entre los primeros en ser enviados a los campos de concentración, donde portaban un distintivo único en su uniforme: un triángulo púrpura. A diferencia de otros grupos de víctimas, los Testigos tenían la opción de escapar del terror nazi.
La opción que tenían los Testigos
Sánchez López relató que el régimen nazi consideraba que quebrantar las convicciones religiosas de los Testigos era una victoria mayor que matarlos o enviarlos a los campos de concentración. Por ello, a cambio de su libertad les ofrecían firmar un documento en el que renunciaban a su fe, se comprometían a denunciar a otros Testigos a la policía, a someterse por completo al gobierno nazi, y a defender la patria con arma en mano. Los oficiales de los campos de concentración y de las prisiones solían torturarlos y someterlos a diferentes privaciones con tal de obligarlos a firmar.
La gran mayoría no renunció a sus convicciones. Según el historiador Detlef Garbe, “un número extremadamente pequeño” de Testigos renunció a su fe. Por ello, los dirigentes nazis se empeñaron en “eliminar por completo a los Estudiantes de la Biblia de la historia alemana”, añade Garbe.