A diferencia del Día de las Madres y el Día de Muertos, el Panteón Municipal número 2 registró poca afluencia en el Día del Padre, sin el distintivo colorido de las flores de mayo o del cempasúchil de noviembre, ni tan poco las notas de los grupos musicales, solo algunos fueron a visitar a su papá o abuelo.
Tal es el caso de la familia Ramírez, quien tiene por costumbre visitar a sus seres queridos, encabezado en este caso por la abuela, Adriana Fernández, quien fue a visitar a su esposo, Basilio Ramírez Trujillo.
Tratan de visitarlo unas 3 o 4 veces por año, dijo, le colocan flores, así como cosas que le gustaban como el pan, el chocolate, así como los refrescos.
Su esposo se desempeñó por muchos años en el oficio de panadero, en la conocida panadería La Económica, ubicada en el Centro Histórico de la ciudad, sin embargo, al morir, sus hijos ya no quisieron seguir en el negocio por ello ha cerrado sus puertas.
Refugiadas del intenso sol, bajo una carpa, también acudieron las hijas del desaparecido, Adriana y María Jesús Ramírez Fernández, así como sus nietos, Alexa Canaris, Ernesto y César Ramírez.
Basilio falleció apenas el 12 de enero del 2020, a los 78 años de edad, en lo que sospechan pudiera ser debido al Covid-19, sin embargo, eso nunca lo tendrán claro.
Sin embargo, con su partida, Basilio les dejó muchos y muy bellos recuerdos de su paso por este mundo, como el ser muy buena persona, así como ser muy cariñosos con sus nietos, que por cierto, le dejaron un par de carpas en su tumba.
La tumba de Basilio se convirtió así en una de la poquísimas que se iluminaron con el color de las flores, así como por la presencia de sus seres queridos, lo que contrasta con el árido paisaje de las lápidas y monumentos que arden bajo el intenso sol, y que se hunden con el paso del tiempo.
Así como de las cruces de madera carcomidas por el tiempo, o simplemente, los montículos de tierra en los que no existe testimonio sobre quien yace en ese lugar.