Con un estilo de pan rústico europeo, con escuela francesa y española, en una presentación natural, neutra, pero con la ventaja de ser creado con grano genéticamente no modificado, Rubén Camacho, panadero de Bolería La Gloria ofrece una opción para consumir pan tradicional al cuidado de la salud.
Los panes rústicos están hechos de masa madre.
De levadura natural que se cultiva del aire.
La masa madre, son levaduras vivas; de esta manera, las levaduras se van multiplicando y los gases hacen que el pan crezca.
Es lento, el fermento lento permite todo el mecanismo de descomposición de la materia orgánica para que la digiera completamente, se cataliza mediante temperatura ambiental lo cual hace que el proceso digestivo sea más sano, no estresa el tracto intestinal debido a que las cadenas proteínicas están abiertas.
“Antes a la gente no le caía mal el pan, no se ponían gordos, el problema está en el producto industrializado el cual tiene alrededor de 27 ingredientes adicionales como conservadores, suavizadores, colorantes, entre otros químicos para que el pan se pueda comercializar en un período largo” El problema del gluten es que no tiene mucho valor nutritivo y para el sistema digestivo es difícil procesarlo, la intolerancia ha aumentado considerablemente en los últimos años por las modificaciones en las especies de trigo modernas y el proceso de panificación.
“Yo lo he comprobado, en personas que han sido diagnosticadas con problemas de intolerancia al gluten, si pueden consumir este tipo de pan, porque está hecho con grano genéticamente no modificado”.
Define a la producción como algo rústico porque se le da más importancia al contenido que a la apariencia, tal y como se hacía hace 500 años.
“Yo le recomendaría a la gente que lea las etiquetas, que vean lo que se están metiendo en el cuerpo, este pan florece, atrae la vida, todos esos productos adicionales nos están dañando; no es el pan en sí, es el pan industrializado”.