Juan lleva seis años viviendo en Mexicali, en donde logró realizar el trámite de ser considerado como persona refugiada en México, ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). Al haber estado sujeto a ese trámite, el ya naturalizado como mexicano, recomendó a los que aspiran ser refugiados, a tener mucha paciencia.
En el marco del Día Mundial del Refugiado, el cual se conmemora hoy, el hombre de 28 años, compartió su experiencia. Él es originario de Venezuela, quien arribó a tierras cachanillas desde el 2018. Él viajó desde su país junto con su esposa, con quien desde entonces vive en esta ciudad.
Juan, al igual que uno de sus hermanos, decidió venirse a México al percibir que aquí era más fácil lograr asentarse, pues en Venezuela, hace seis años la situación económica era muy difícil.
Siete meses después de haber llegado a Mexicali, le dieron su credencial como visitante y en seis meses más, expidieron su credencial como residente permanente en México, en el verano de 2019.
En su país de origen, no se podía comprar medicamentos, ni alimentos, ni acceder a servicios de salud dignos.
Lo más difícil
El ex refugiado reconoció que la parte más complicada del trámite, fue acreditar ante las autoridades migratorias su permanencia aquí, pues debía acudir semanalmente el mismo día, a firmar un documento para acreditar su estancia.
“Tenía que ser siempre el mismo día, era obligatorio, porque al faltar una semana, podías perder el caso. En la cuestión laboral, fue difícil decirle al jefe, ‘voy a entrar un día tarde o, un día temprano en lo que voy y vengo a migración’”, admitió.
A la gente que rechaza la presencia de la población migrante, comentó que es necesario que empaticen con el hecho de que los que están en esa situación, es porque hay un factor externo que les obliga a dejar todo atrás, lo cual no es sencillo.
“Hay que darse cuenta que es fácil decir ‘que se vayan’, pero de dónde vienen o por qué dejan todo, sí es más profundo y complejo”.
En Mexicali son amigables
Asentarse en Mexicali ha sido gratificante para Juan. Al conocer a los cachanillas, reconoció que le causó una gran sorpresa su amabilidad.
“Me di cuenta que aquí son muy amigables y se preocupan por uno. Lo más difícil de todo fue el calor y el picante de adaptarme aquí en Mexicali. El resto, sí me gusta mucho el frío, con mis compañeros del trabajo me llevo bien, también fuera del trabajo”.
“A los que buscan ser refugiados, hay que tener mucha paciencia con los trámites. En abril me entregaron mi carta de naturalización. Ya soy mexicano y después de seis años ya tengo la nacionalidad, se siente gratificante”, finalizó.