Más de 200 vinícolas, bodegas, restaurantes y otros establecimientos dedicados a la venta y producción de vino ofrecen sus servicios en la “Ruta del Vino”, famosa por su producción vitivinícola y uno de los principales destinos turísticos de Baja California.
Ubicada en el municipio de Ensenada, Baja California, la Ruta del Vino abarca zonas como el Valle de Guadalupe, Ojos Negros, Santo Tomás, San Vicente, La Grulla, Las Palmas y otros, reconocidos por la calidad internacional de sus vinos.
Mauricio Cantú Barajas, presidente de Provino Baja California, resaltó que en la región se fabrican diversas variedades de vino como blancos, rosados, espumosos y tintos, con precios que varían desde los 120 a los 2 mil pesos, muchos de los cuales han ganado premios nacionales e internacionales.
"Seguimos siendo el 70% de la producción nacional y tenemos toda la oferta, porque hay vinos desde muy económicos hasta vinos de alta gama de gran valor, muchas personas dicen que el vino de Baja California es caro, la mayoría es barato"
La calidad del vino bajacaliforniano, enfatizó el empresario, ha atraído a visitantes de distintas partes del mundo, así como a gente de otros estados de México.
Sin embargo, la degustación de vino no es la única actividad que se puede hacer en la Ruta del Vino, ya que también se ofrecen actividades como rapel, tirolesas, hiking, senderismo o paseos en bicicleta, además de servicios de yoga o meditación.
"Hay desde experiencias sensoriales, recorridos por los viñedos, por las bodegas, hay otras que te dejan preparar tus mezclas de vino y te vas con una botella de vino, y en todos los lugares siempre tienen algo de comida"
Cantú Barajas resaltó además que en la zona existen muchos restaurantes que ofrecen fusión de comida de diversas regiones con la mexicana, además de coloridos paisajes ensenadenses y atracciones clásicas como La Bufadora.
Entre las vinícolas más conocidas que se encuentran en esta zona están L.A. CETTO, una de las más antiguas, así como El Cielo, Casa Pedro Domecq, Masa Magoni, Adobe Guadalupe, Casa de Piedra, Corona del Valle, Viña de Liceaga, Las Nubes, Hacienda Guadalupe, Sol de Media Noche, Encuentro Guadalupe y otros.
Clos de Tres Cantos: una propuesta sustentable.
Una mezcla de espiritualidad, tradición y sustentabilidad es lo que ofrece Clos de Tres Cantos, una vinícola joven que resalta por su enfoque ecológico y vinos que han recibido diversos reconocimientos en concursos internacionales durante los últimos años.
El viñedo fue fundado por Maria Benítez Cantarero y Joaquín Moya Cussi, quienes incursionaron por primera vez en el mundo de la viticultura en el 2009 con su etiqueta “Resilencia”, comenzaron a plantar en 2011 y finalmente inauguraron su propia vinícola en 2014.
La propia María, en entrevista para LA VOZ DE LA FRONTERA, afirmó que la vinícola está construida con materiales sustentables y locales, ya que desde el inicio del proyecto se buscó que fuera lo más sustentable posible.
“Tenemos también para el manejo del agua un humedal donde toda el agua de la lluvia, que escurre de las montañas, va a los mantos freáticos y así aprovechamos toda el agua para que se llenen los acuíferos y se mejoren los niveles en el Valle de Guadalupe”
Clos de Tres Cantos cuenta con una sala de degustación, un restaurante enfocado en crear combinaciones de comidas originarias de la región y distintos tipos de vino, así como dos habitaciones en donde se ofrece el servicio de hospedaje.
Adobe Guadalupe: historia y tradición.
Una fachada clásica que recuerda a una hacienda es lo primero que recibe a los visitantes de Adobe Guadalupe, una vinícola llena de historia que nació en 1997 y continúa activa hasta la fecha.
Ubicada en el Ejido El Porvenir en el Valle de Guadalupe, la vinícola también sirve como vivienda para su fundadora Tru Miller, de nacionalidad Holandesa, quien junto a su esposo Don llegaron a instalarse a México tras la muerte de su hijo Arlo.
Fue en el año 2000 cuando se dio la primera cosecha, aunque actualmente cuentan con al menos once etiquetas con vinos de baja y alta gama, esta última identificada con nombres de arcángeles (Uriel, Miguel, Kerubiel, Serafiel, Gabriel y Rafael).
La vinícola ofrece seis habitaciones de descanso, largos campos de cultivo de la vid, paseos a caballo y una cava en donde Leopoldo, encargado del área de degustación, recibe a los visitantes.
Con casi siete meses en Adobe Guadalupe y ocho años de experiencia en el mundo del vino, Leopoldo atiende a un promedio de 50 personas por día, a quienes enseña un poco de la historia y la cultura del vino que se fabrica en el lugar.
“Me gusta como el vino evoca sentimientos o recuerdos en la gente, y eso a mi me da pie para conocer a la gente, realmente soy una persona que soy muy hermético, me es un poquito difícil conocer y entablar nuevas conversaciones, pero el vino ha hecho que hable y haga nuevas amistades”
Adobe Guadalupe es considerado uno de los viñedos más antiguos de la Ruta del Vino y un popular destino de bodas, además de que recibe cientos de visitantes de México y otros países como Holanda, Brasil, Argentina, España, Estados Unidos, el sur de América y de Europa.