A diferencia de los adultos, en quienes el cuerpo está compuesto en un 70% de agua, el organismo de los niños se compone hasta en un 90% del vital líquido, situación que los hace más vulnerables a sufrir deshidratación.
Carolina Rubio Huerta, coordinadora de Atención a la Salud del Niño y Adolescente, destacó la importancia de que los menores se mantengan hidratados, especialmente ante las altas temperaturas que se registran en la ciudad.
“El niño se deshidrata más rápidamente, depende de la edad pero en general el niño debe tomar un litro o litro y medio de agua natural al día, sobre todo si está en actividad física o expuesto al calor”.
Rubio Huerta señaló que los niños menores de seis meses de edad no deben ingerir agua sino únicamente leche materna y en los mayores se recomienda la ingesta exclusiva de agua natural, en lugar de jugos, refrescos o sueros.