Gracias a la comunidad del ejido Michoacán de Ocampo y en general de los pioneros del valle de Mexicali, en el Museo Comunitario “Asalto a las Tierras” cada vez que un visitante acude a dicho espacio cultural, la historia y los objetos que se resguardan ahí cobran vida al poder pasar dicha información a los más jóvenes. Bertha Chávez Villalobos, encargada de este espacio, precisó que el enigmático edificio existe desde 1938, se trata de una escuela conocida en aquella década como una escuela rural cardenista, la cual fue uno de los varios proyectos de desarrollo y modernización que tenía el presidente Lázaro Cárdenas en aquel momento. Desde 1938 hasta 1989 todavía se daban clases en dicho inmueble, no obstante a partir de la integración de este Museo Comunitario las clases se mudaron a donde ahora se ubica la escuela primaria federal “Emiliano Zapata”, en la colonia Pacífico.
“(El Museo) es una joya dentro de otra joya”
La docente no pudo decidir cuál es su objeto favorito que es resguardado en el museo, toda vez que afirmó que cada uno de ellos tiene alma. El museo se divide en nueve aulas: La sala de los primeros pobladores, concesiones de la península, la concesión Andrade, las obras de irrigación, la Colorado River Land Company, los intentos de recuperar las tierras, el asalto a las tierras, el reparto agrario y finalmente una sala de usos múltiples. No obstante, la profesora Chávez reconoció que su parte favorita es la del Asalto a las Tierras, en esa área se cuenta con las fotos de los que fueron parte activa de la lucha por regresar la tierra a quienes la trabajaban. Las acciones de los 46 miembros del grupo de campesinos originales del ejido Michoacán de Ocampo reflejaron que se trataba de hombres valientes que tenían una gran convicción por el nacionalismo.
Entre risas, comentó que ocasionalmente cuando están trabajando hasta tarde los integrantes del museo, se pueden escuchar ruidos en el antiguo edificio, sin embargo la maestra no siente miedo, ya que considera que en ese espacio existe una gran energía, positiva. “Este edificio siento que está lleno de energía, porque vivieron, aquí era la convivencia para mejorar las condiciones del ejido, entonces aquí se cuentan miles de historias, miles de anécdotas y miles de aportaciones”.
Las piezas clave
Uno de los objetos más significativos del museo es la bandera con la que los trabajadores de la tierra se posesionaron para aclamar lo que realmente debió haber sido suyo. Desde 1887 Guillermo Andrade obtuvo la concesión de más de 358 mil hectáreas que fueron otorgadas por el presidente Porfirio Díaz, mismas que Andrade vendió a una empresa estadounidense, lo que también permitió en aquel momento poner a su disposición a la mano de obra, en su mayoría mexicana e incluso algunos integrantes de la comunidad china y japonesa.
Un grupo de campesinos liderados por Hipólito Rentería inició la organización de comunidades agrarias, las cuales formaron la Federación de Comunidades Agrarias. El 25 de enero de 1937, reunidos los campesinos en la escuela “Emiliano Zapata” de la colonia Cerro Prieto, decidieron tomar las tierras de los ranchos donde trabajaban y que pertenecían a la Colorado River Land, para de esa manera acelerar la aplicación de la Reforma Agraria en el valle de Mexicali, lo cual consolidaron el 27 de enero de ese mismo año.
En el museo se tiene una copia al carbón del acta del Asalto a las Tierras, al igual que aquellos documentos que muestran el momento en el que se hizo la entrega a los ejidos en propiedad. También se destacan los muebles que usó el presidente Lázaro Cárdenas en su visita a Baja California, siendo éste un escritorio que estaba en la Casa de Gobierno, donde actualmente se ubica la Rectoría de la Universidad Autónoma de Baja California.
