Tijuana.- Hay mujeres privadas de su libertad que llevan esperando hasta 15 años por una sentencia, viviendo en malas condiciones en los centros penitenciarios del país, en donde no tienen acceso a productos básicos como toallas sanitarias, lamentó la presidenta de la Fundación Rebeca Lan, Rashel Cohen Lan.
La activista precisó que en el penal de La Mesa, la población de mujeres ha aumentado en los últimos años, pasando de 280 a las 430 que existen en la actualidad.
“Ha subido de nuevo, notamos cambios en las mujeres que alcanzamos a abrazar, que impulsamos a hacerlas sentir que valen, con la posibilidad de crear un nuevo mundo, de salir adelante y superarse”, expresó.
Cohen Lan señaló que cada vez son recluidas mujeres más jóvenes, en rangos de edad que van de los 18 a 36 años, siendo madres de familia el 85% de las mujeres privadas de su libertad.
“Lo duro que es para una persona tanto tiempo privada de la libertad y que no estén sentenciadas. Los niños se van a casas hogares y la madres no saben a dónde van sus hijos”, externó.
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La dirigente de la Fundación Rebeca Lan urgió a mejorar las condiciones existentes dentro de los centros penitenciarios, ya que las mujeres carecen de productos básicos para subsistir cuando están internas, además que no son visitadas por sus seres queridos mientras están en prisión.
“Las condiciones dentro de las prisiones hay lugar para que mejoren, es difícil estar en un lugar frío, que sufren mucho por no tener productos de higiene y que son abandonadas por su familia”, expuso.
NECESITAMOS SEGUNDA OPORTUNIDAD
María Gutiérrez Ramírez pasó dos años privada de su libertad entre 2017 y 2019, por prestar su casa para que se guardaran autopartes robadas. En ese lapso, se dio cuenta de las necesidades de las mujeres que están tras las rejas y que no obtienen nuevas oportunidades para reinsertarse en la vida laboral.
“Todos somos humanos, todos nos equivocamos y cometemos errores y tenemos derecho a una vida mejor y a una segunda oportunidad”, manifestó.
Al igual que Cohen Lan, dijo que en la penitenciaría de Tijuana hay carencia de jabón, toallas sanitarias, medicamentos y no existe atención médica adecuada, en caso que se enfermen.
A esto se suma la mala calidad de los alimentos que consumen en la penitenciaría, así como lo saturadas que están las celdas, donde no tienen ninguna protección para enfrentar las bajas temperaturas.
“Para empezar la alimentación deberían de cambiarla, ser un poco más saludable y de mucho mejor calidad. Somos humanos y merecemos tener una buena alimentación, la comida es de mala calidad, a veces preferimos comer frijolitos”, concluyó.