En el estacionamiento habilitado como albergue en el Centro Histórico, aún se encuentran decenas de personas que a como pueden, se protegen del duro frío mexicalense. Pero tuvieron buenas noticias, un buen samaritano llegó con su vehículo y dejó dos bolsas llenas de ropa, principalmente para mujeres y niños.
De inmediato dan aviso sobre el donativo y en unos cuantos minutos, la ropa es seleccionada y adjudicada, un simple vistazo les basta para saber si les queda o no, o bien, a quien sí le ajustan las prendas, por lo que se las avientan unos a otros. Víctor, quien llegó hace 3 días a Mexicali proveniente de El Salvador, cocina tranqilamente unos huevos con tomate y cebolla. Dice que ellos mismos han conseguido los ingredientes, porque les llevan la comida muy tarde y desde temprano ya se les abre el apetito. Su compañero en cambio, encargado de la preparación del arroz, no le gusta que le tomen fotos, dice que el fotógrafo le tiene que pagar para retratarlo. Víctor dice que no sabe cuándo viajarán a Tijuana, solo sabe que la noche del viernes se fueron algunos, pero sabe que la situación es más difícil allá.
Han venido llegando más centroamericanos pero en menor número, dijo. Hasta el momento él no ha sentido discriminación o maltrato alguno en su estancia en Mexicali, por ello se encuentra agradecido. Por su parte, un encargado de un albergue que prefiere quedar en el anonimato, dijo que los centroamericanos se encuentran por todo el Centro Histórico. Solo sabe que están por llegar otros 10 camiones pero no sabe cuándo.
Sin embargo la situación ha cambiado, ya algunos se han regresado de Tijuana, otros más van a Sonora o a Chihuahua o de plano, se regresan a Honduras. Los centroamericanos no han parado de llegar, todos los días reciben a algunos pocos.