/ sábado 29 de junio de 2019

Mexicanos vuelven entre la penumbra

Es un shock para los repatriados y piensan que los albergues son cárceles al inicio, comenta Patrick Murphy

Han transcurrido siete años desde la última vez que Felipe estuvo en México antes de cruzar sin documentos a Estados Unidos, con la ilusión de buscar una mejor vida. Los planes no salieron bien. Tras un lustro difícil, pero que le permitía mandar algunos dólares a sus familiares, el hombre originario de Cárdenas, Tabasco, fue sorprendido por la “migra” y devuelto desde Seattle, donde residía, hasta la frontera entre Tijuana y San Diego.

Las tres horas que duró el vuelo de Washington al sur de California, contrasta con los varios días que le tomó para llegar en autobús y tren. En el principio de la década pasada, juntó sus ahorros, para emprender el camino hacia la ciudad que es sede de empresas como Microsoft, Amazon y Starbucks. Con nostalgia recuerda las calles y la sensación de seguridad con la que vivía en la “ciudad esmeralda”.

“Se ve diferente, allá andas muy libre y de repente llegas aquí (Tijuana) y el cambio es muy fuerte, la calle sucia, y te dicen que no salgas, porque te pueden asaltar. Se batalla porque no conoces a nadie, la moneda no es lo mismo, te tienes que andar cuidando, no de la gente, sino de la Policía. Aquí traes dinero y te lo quitan”, expresó el hombre, que ronda los 45 años de edad.



Con periódico en mano, con la página de la sección de clasificados a la vista, Felipe rememora el momento en que fue entregado a la autoridad migratoria mexicana. Era la una de la madrugada, estaba en una pequeña sala, llenando un formulario y le había sido entregado un burrito y un café, para quitarse el hambre, luego de varias horas de no probar nada de alimento.

A su lado, había otra docena de connacionales que tenían algunas horas de haber sido repatriados de distintas ciudades de la costa oeste de la Unión Americana y que aguardaban para que se llenara la unidad que los llevaría a la Casa Migrante, refugio que les daría un espacio para dormir y comer, en lo que resuelven su estancia en el país.

Mientras se encontraba en la sala de espera, el tabasqueño reflexionó sobre su futuro inmediato. Regresar a su tierra no era opción, aquella entidad registra los niveles más altos de desempleo en todo México, según el Inegi. Volver a Seattle tampoco es el mejor escenario, el peligro de cruzar de manera ilegal está latente, sumado a las pocas oportunidades laborales que obtuvo en su más reciente etapa en el vecino país.



“La verdad ya no me gustó la vida en Estados Unidos. Allá es lo mismo, allá vivía al día, en los parones, ya no agarraba nada, me daba para pagar la renta, sí ganas más, pero gastas más. En Tabasco le hablo a mi familia y me dice que no me vaya, que la verdad está todo muy mal”, confesó.

La noche tijuanense no fue la mejor consejera. Al ser trasladado al refugio donde pasaría su primera noche en Tijuana, solo le quedaba el contemplar unas calles vacías y poco iluminadas, que le dejaban ver poco del México que abandonó, en búsqueda de alcanzar el sueño americano.


SIENTEN QUE ESTÁN EN LA CÁRCEL

La Casa Migrante se ha convertido en la salvación de los cientos de migrantes que diariamente son deportados por la noche en Tijuana. Gracias a la colaboración de esta asociación civil, los connacionales repatriados corren menos riesgo de ser víctima de la delincuencia y extorsión por parte de la Policía Municipal.



“Muchos llegan muy tarde porque es la táctica del gobierno de Estados Unidos para molestar más a la gente. Es un shock para los migrantes porque la mayoría, 90% nunca ha venido en su vida a Tijuana, llegar a Tijuana a las 10 de la noche con todo lo que han escuchado, es un poco difícil”, comentó el director de la Casa Migrante, Patrick Murphy.

La primera noche en la Casa Migrante, es la más dura para las personas deportadas. El traumático proceso de deportación que vivieron horas antes, aunado a la pérdida de muchas de sus posesiones, da como resultado las horas más complicadas de su regreso a México.

“La primera vista para muchos, la Casa Migrante parece una cárcel, pero después de dos días empieza a respirar, dicen que está bien, tienen su cama y gente que les ayuda. A veces tienen problemas porque no llegan siempre sus pertenencias, esto es más un problema del gobierno, que las dejan en el centro de detención”, apuntó el activista norteamericano.



DEPORTACIONES POR LA MADRUGADA

El titular de la Oficina de Representación del Instituto Nacional de Migración de Baja California (INM), Rodulfo Figueroa Pacheco, descartó que por Tijuana se estén registrando repatriaciones en la madrugada, que ponen en peligro la seguridad e integridad de los connacionales expulsados de la Unión Americana.

Según el funcionario federal, el convenio con el gobierno de Estados Unidos, establece como hora límite para recibir a migrantes deportados, las 21:59 horas. Ni un minuto más.

No obstante, el titular del INM en la entidad, admitió que la mayoría de las repatriaciones se registran entre las 17:00 horas y 20:30 horas. Luego de ser recibidos por la autoridad migratoria, a los migrantes les toma entre 45 y 60 minutos, completar el formulario que acredita su regreso al país.

“Siempre cuando se solicita, se lleva a los migrantes a albergues. Tenemos personal de Grupo Beta y la Coalición Pro Defensa del Migrante que se encarga del tema. El proceso está un poco mejor, porque se les da una constancia para que obtengan credencial del INE”, expuso.

Figueroa Pacheco, negó que con el retorno de más de cuatro mil migrantes centroamericanos a Baja California, el Instituto Nacional de Migración haya descuidado la atención a los connacionales expulsados de los Estados Unidos.

“No hay retraso, hacemos un esfuerzo adicional para que eso no ocurra”, remarcó.



LOS DATOS OFICIALES

El Instituto Nacional de Migración dio a conocer que Tijuana es la ciudad con mayor recepción de mexicanos deportados. Por esta ciudad fronteriza, se llevan contabilizados 14,523 connacionales expulsados, seguida de Nuevo Laredo, con 12,730 hasta abril de 2019.

De hecho, Tijuana a diferencia de Baja California, presenta un alza en el número de repatriaciones, en comparación con el año pasado. En el 2018, por esta ciudad la cifra alcanzaba los 11,319 casos.

A nivel nacional, Tamaulipas es el estado con la cifra más alta de mexicanos deportados. La entidad del noreste del país, lleva recepcionados 24,685 connacionales.



Por todo México, en el 2019 van deportadas 68,808 personas expulsadas de la Unión Americana. Dato ligeramente inferior, a lo contabilizado en el mismo periodo de 2018, cuando el dato era de 74,123.

“Yo en lo personal le tenía miedo a ser deportado por la noche. Veía las noticias de lo que pasaba en Tijuana” Óscar Residente de la Casa Migrante

Han transcurrido siete años desde la última vez que Felipe estuvo en México antes de cruzar sin documentos a Estados Unidos, con la ilusión de buscar una mejor vida. Los planes no salieron bien. Tras un lustro difícil, pero que le permitía mandar algunos dólares a sus familiares, el hombre originario de Cárdenas, Tabasco, fue sorprendido por la “migra” y devuelto desde Seattle, donde residía, hasta la frontera entre Tijuana y San Diego.

Las tres horas que duró el vuelo de Washington al sur de California, contrasta con los varios días que le tomó para llegar en autobús y tren. En el principio de la década pasada, juntó sus ahorros, para emprender el camino hacia la ciudad que es sede de empresas como Microsoft, Amazon y Starbucks. Con nostalgia recuerda las calles y la sensación de seguridad con la que vivía en la “ciudad esmeralda”.

“Se ve diferente, allá andas muy libre y de repente llegas aquí (Tijuana) y el cambio es muy fuerte, la calle sucia, y te dicen que no salgas, porque te pueden asaltar. Se batalla porque no conoces a nadie, la moneda no es lo mismo, te tienes que andar cuidando, no de la gente, sino de la Policía. Aquí traes dinero y te lo quitan”, expresó el hombre, que ronda los 45 años de edad.



Con periódico en mano, con la página de la sección de clasificados a la vista, Felipe rememora el momento en que fue entregado a la autoridad migratoria mexicana. Era la una de la madrugada, estaba en una pequeña sala, llenando un formulario y le había sido entregado un burrito y un café, para quitarse el hambre, luego de varias horas de no probar nada de alimento.

A su lado, había otra docena de connacionales que tenían algunas horas de haber sido repatriados de distintas ciudades de la costa oeste de la Unión Americana y que aguardaban para que se llenara la unidad que los llevaría a la Casa Migrante, refugio que les daría un espacio para dormir y comer, en lo que resuelven su estancia en el país.

Mientras se encontraba en la sala de espera, el tabasqueño reflexionó sobre su futuro inmediato. Regresar a su tierra no era opción, aquella entidad registra los niveles más altos de desempleo en todo México, según el Inegi. Volver a Seattle tampoco es el mejor escenario, el peligro de cruzar de manera ilegal está latente, sumado a las pocas oportunidades laborales que obtuvo en su más reciente etapa en el vecino país.



“La verdad ya no me gustó la vida en Estados Unidos. Allá es lo mismo, allá vivía al día, en los parones, ya no agarraba nada, me daba para pagar la renta, sí ganas más, pero gastas más. En Tabasco le hablo a mi familia y me dice que no me vaya, que la verdad está todo muy mal”, confesó.

La noche tijuanense no fue la mejor consejera. Al ser trasladado al refugio donde pasaría su primera noche en Tijuana, solo le quedaba el contemplar unas calles vacías y poco iluminadas, que le dejaban ver poco del México que abandonó, en búsqueda de alcanzar el sueño americano.


SIENTEN QUE ESTÁN EN LA CÁRCEL

La Casa Migrante se ha convertido en la salvación de los cientos de migrantes que diariamente son deportados por la noche en Tijuana. Gracias a la colaboración de esta asociación civil, los connacionales repatriados corren menos riesgo de ser víctima de la delincuencia y extorsión por parte de la Policía Municipal.



“Muchos llegan muy tarde porque es la táctica del gobierno de Estados Unidos para molestar más a la gente. Es un shock para los migrantes porque la mayoría, 90% nunca ha venido en su vida a Tijuana, llegar a Tijuana a las 10 de la noche con todo lo que han escuchado, es un poco difícil”, comentó el director de la Casa Migrante, Patrick Murphy.

La primera noche en la Casa Migrante, es la más dura para las personas deportadas. El traumático proceso de deportación que vivieron horas antes, aunado a la pérdida de muchas de sus posesiones, da como resultado las horas más complicadas de su regreso a México.

“La primera vista para muchos, la Casa Migrante parece una cárcel, pero después de dos días empieza a respirar, dicen que está bien, tienen su cama y gente que les ayuda. A veces tienen problemas porque no llegan siempre sus pertenencias, esto es más un problema del gobierno, que las dejan en el centro de detención”, apuntó el activista norteamericano.



DEPORTACIONES POR LA MADRUGADA

El titular de la Oficina de Representación del Instituto Nacional de Migración de Baja California (INM), Rodulfo Figueroa Pacheco, descartó que por Tijuana se estén registrando repatriaciones en la madrugada, que ponen en peligro la seguridad e integridad de los connacionales expulsados de la Unión Americana.

Según el funcionario federal, el convenio con el gobierno de Estados Unidos, establece como hora límite para recibir a migrantes deportados, las 21:59 horas. Ni un minuto más.

No obstante, el titular del INM en la entidad, admitió que la mayoría de las repatriaciones se registran entre las 17:00 horas y 20:30 horas. Luego de ser recibidos por la autoridad migratoria, a los migrantes les toma entre 45 y 60 minutos, completar el formulario que acredita su regreso al país.

“Siempre cuando se solicita, se lleva a los migrantes a albergues. Tenemos personal de Grupo Beta y la Coalición Pro Defensa del Migrante que se encarga del tema. El proceso está un poco mejor, porque se les da una constancia para que obtengan credencial del INE”, expuso.

Figueroa Pacheco, negó que con el retorno de más de cuatro mil migrantes centroamericanos a Baja California, el Instituto Nacional de Migración haya descuidado la atención a los connacionales expulsados de los Estados Unidos.

“No hay retraso, hacemos un esfuerzo adicional para que eso no ocurra”, remarcó.



LOS DATOS OFICIALES

El Instituto Nacional de Migración dio a conocer que Tijuana es la ciudad con mayor recepción de mexicanos deportados. Por esta ciudad fronteriza, se llevan contabilizados 14,523 connacionales expulsados, seguida de Nuevo Laredo, con 12,730 hasta abril de 2019.

De hecho, Tijuana a diferencia de Baja California, presenta un alza en el número de repatriaciones, en comparación con el año pasado. En el 2018, por esta ciudad la cifra alcanzaba los 11,319 casos.

A nivel nacional, Tamaulipas es el estado con la cifra más alta de mexicanos deportados. La entidad del noreste del país, lleva recepcionados 24,685 connacionales.



Por todo México, en el 2019 van deportadas 68,808 personas expulsadas de la Unión Americana. Dato ligeramente inferior, a lo contabilizado en el mismo periodo de 2018, cuando el dato era de 74,123.

“Yo en lo personal le tenía miedo a ser deportado por la noche. Veía las noticias de lo que pasaba en Tijuana” Óscar Residente de la Casa Migrante

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