Una lamentable tarde de Nochebuena vivió Rubí madre de un menor de once años llamado Cesar, el niño sufrió quemaduras en su rostro por estar jugando con fuegos artificiales.
Al ver tanta información sobre los daños y prohibición del uso de pirotecnia, Rubí decidió acceder a que el abuelo del menor comprará varios explosivos para su hijo y primos, "Uno no hace caso hasta que te pasa a tí" explicó la madre .
Antes del medio día del 24 de diciembre, el abuelo del menor lo llevó a comprar a una tiendita clandestina al poniente de la ciudad.
El niño se encontraba muy feliz junto a su primo usando la pirotecnia, hasta que prendió "un diablito" y le explotó muy cerca de su cara, en ese momento el menor corrió hacia el interior de su casa con su mamá.
Rubí al ver mucha sangre en el rostro de su hijo se asustó y lo llevó inmediatamente a la clínica de la Cruz Roja para que fuera atendido.
Al llegar lo revisaron de la vista y oídos, además le limpiaron todo su rostro y dieron medicamento para la infección, inflamación y dolor, "Llegué y me atendieron muy rápido" expresó Rubí.
Sin duda fue una situación que nunca más quisieran volver a experimentar tanto ella como su hijo, hicieron mención a no volver a comprar pirotecnia.