Tijuana.- Ocho meses han transcurrido desde que se registró el primer caso de Covid-19 en Baja California. Desde entonces, el personal sanitario del estado ha enfrentado “una guerra” en contra del SARS-CoV-2.
Una batalla que parece no tiene final, que da poca tregua y que demanda estar alerta en todo momento, pues el enemigo es invencible, y tiene como aliadas a miles de personas que hacen caso omiso a las recomendaciones que a diario dan las autoridades sanitarias.
El ejército de batas y cofias que lucha contra el Covid-19 ha visto cómo caen en la lucha, 12 de sus valiosos elementos, que perdieron la vida ante el nocivo virus. Otros tres mil han sido atacados por el enemigo, aunque han logrado sobrevivir, algunos con más secuelas que otros.
“A LA GUERRA SIN FUSIL”
Graciela es trabajadora del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en una de las dos clínicas que tiene la institución en Playas de Rosarito.
Una noche del mes de octubre mientras laboraba, una paciente que se encontraba internada como sospechosa de Covid-19 tuvo un ataque de pánico y escapó del aislamiento en el que estaba, mientras se definía si era trasladada al Hospital Regional número 1 en Tijuana.
La mujer se desplazó por toda la clínica gritando y sin portar cubrebocas, hasta que fue auxiliada por Graciela, que se encargó de calmarla.
Luego de 10 días de ese incidente, personal del IMSS le notificó que aquella mujer había fallecido por Covid-19.
La alerta llegó demasiado tarde para Graciela, pues justo un día antes, su hija de 13 años había empezado con fiebre, dolor de cabeza, falta de olfato y diarrea.
Tras la notificación llevó a su pequeña a una de las clínicas de fiebre del IMSS, donde le hicieron la prueba de Covid-19, pues cumplía con toda la sintomatología.
Graciela también se hizo la prueba de 'Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés), porque aunque lo ignoró en un principio, tenía un par de días con dolor de riñón y de cuerpo, síntomas del nuevo coronavirus.
A pesar de ser empleada del IMSS, tuvieron que pasar otros 11 días para que obtuviera el resultado de la PCR, que le confirmara si estaba o no contagiada. En condiciones normales, a un trabajador del Instituto le dan en tres días el diagnóstico del test.
En ese periodo, la asistente médico de 46 años, no solo tenía que enfrentar los síntomas que gradualmente iban empeorando. Además debía preocuparse porque si la prueba salía negativa, sería incapacitada y no se le tomaría como riesgo de trabajo, lo que implicaría perder más de 60% de su sueldo.
Por si fuera poco, en tanto no le daban los resultados de la PCR, cada tres días iba a la clínica de fiebre para que le renovaran la incapacidad.
“En muchos momentos mientras esperaba el resultado de la prueba, deseaba que esta fuera positiva, porque aunque tenía el miedo natural al Covid, me preocupaba que después de tantos días sin ir a trabajar, arroja otro padecimiento, y perdería todos mis estímulos”, confesó la mujer.
Tras un retraso de más de una semana del plazo inicial en el que le darían el resultado de su prueba, finalmente le avisaron que se había contagiado de Covid-19, al igual que su hija.
Aunque no estaba del todo recuperada, pues aún sufría de fatiga y dolor de cuerpo, tenía que reincorporarse a trabajar cuatro días después, porque ya se cumplirían los 14 días que marca el protocolo.
“Nos mandan a la guerra sin fusil. Mientras que a los senadores les hacen pruebas cada vez que van a sesionar, a nosotros nos retrasan los resultados. Tenemos que preocuparnos porque nos vayan a descontar los días, pero tenemos muchos compañeros que llevan meses aislados, porque son vulnerables, pero a ellos sí les pagan completo su salario”, manifestó.
El Sol de Tijuana se comunicó con la delegación regional del IMSS para obtener réplica de lo dicho en este trabajo sobre la institución, pero no hubo respuesta. la respuesta fue nula.
“EL PERSONAL ESTÁ CANSADO”
Tras ocho meses de una larga lucha contra el Covid-19, el secretario de Salud en Baja California, Alonso Pérez Rico, reconoce que hay desgaste dentro del personal sanitario que gradualmente ve cómo se le acaban las energías para seguir en la batalla.
“Lo que viene es más difícil de lo que hemos pasado. Tenemos que descansar a nuestro personal, porque tenemos muchos meses trabajando de forma constante. Trabajar con pacientes covid, no es lo mismo que tener un paciente de cirugía, un fracturado. Un paciente con Covid-19, es alta demanda, requiere cuidados intensivos, personal especializado, equipo médico”, comentó.
Con una ocupación hospitalaria que ya rebasa el 40% a nivel estatal, con más de 140 pacientes intubados en todo Baja California, Pérez Rico adelantó que será necesario contratar 120 personas entre médicos y enfermeras, para hacer frente a esta segunda ola de contagios.
“Los pocos que quedan, nos van a decir: yo ya tengo siete meses, tengo que descansar. Hay unos que no se van a ir, ya nos dijeron que se van a quedar. En este sentido, sí se tiene que contratar a más personal para que suplan en el Hospital General o en las clínicas de fiebre, lo tenemos que hacer. Esperemos que no lleguemos a la situación que teníamos en abril y mayo, donde no teníamos la forma de contratar, porque no había médicos, nadie quería trabajar, tuvimos que traer de otros estados”, apuntó.
El secretario de Salud asegura que 100% del personal sanitario que experimenta alguno de los síntomas de Covid-19, se le hace la prueba para descartar que sea positivo.
No obstante, reconoce que en el IMSS cuentan con reglas distintas a las del sector salud estatal, sobre todo en lo que se refiere a la manera en que se aborda la incapacidad laboral del trabajador.
En el caso del personal sanitario estatal son mandados a casa con el estatus de “incapacidad por caso probable”, sin representar afectaciones en sus ingresos, si resulta negativa la prueba.
“Al final de cuenta yo como secretario de salud soy muy respetuoso de cualquier normativa de otras instituciones, en este caso de la normativa federal del IMSS. En mi entender tienen que ver esta situación, porque nos lo han expresado ampliamente, pero desafortunadamente el Gobierno del Estado no norma las políticas de la incapacidad temporal para el trabajo en el IMSS, esa es una normativa federal”, aclaró.
FALTA DE CONCIENCIA
Mientras la doctora Marcela se “rompía el lomo” en el área Covid del Hospital General, miles de personas salían a las calles el 31 de octubre a pedir dulces, como parte de la celebración de Halloween.
Sin cubrebocas, sin guardar la sana distancia, pero disfrazados de fantasmas y brujas. Ese episodio no pasó desapercibido para la especialista, causándole frustración, enojo y tristeza.
“Todos los días vengo de 2 de la tarde a 10 de la noche a trabajar sin parar. He visto cómo se muere mucha gente, algunos ni siquiera salían, pero los contagiaban sus familiares, que andaban de irresponsables”, dijo
A los pocos días de Halloween, Marcela y su esposo se contagiaron de Covid-19. De un día a otro pasó a ser paciente. Para su fortuna ambos casos fueron moderados, aunque no olvida que por la inconsciencia de un grupo de personas, la pandemia no para.
Por otra parte, el presidente del Medical And Health Clúster, Abraham Sánchez Frehem, ve complejo el panorama para las próximas semanas por las celebraciones de fin de año y el nulo respeto de las medidas sanitarias de un gran sector de la población, que tras casi 100 mil muertes por Covid-19 en México, aún no cree en el virus.
“¿Cómo hacemos entender a alguien que no cree lo que se le está diciendo? Desafortunadamente no somos una población muy educada desde el punto de vista médico. Hay mucha ignorancia, muchos mitos, y nosotros como personal sanitario nos cansamos de decirles a las personas lo que tienen que hacer. Mucha gente no se la cree, y no sé me ocurre qué otro canal usar, en qué idioma hablar o cómo hacerlos entender que el peligro es real”, manifestó el especialista. * Nota: Los nombres del personal médico del IMSS y del sector salud, tuvieron que ser cambiados, por no estar autorizados a dar declaraciones.