La actividad agrícola del Valle de Mexicali ha tenido sus altas y sus bajas, como en la época del oro blanco del algodón en los años cincuenta del siglo pasado, pero su orgullo agrarista sigue en todo lo alto, tal y como se lo inculcó su padre, Leonardo Guillén Rentería.
El próximo 27 de enero se conmemorará el 86 aniversario del movimiento agrarista del Valle de Mexicali, conocido como el Asalto a las Tierras, en la que campesinos tomaron posesión de las tierras de la Colorado River Land Company, que después les fueron entregadas por el gobierno de Lázaro Cárdenas en 1937.
“Yo soy descendiente de uno de los precursores del movimiento agrario, iniciador de las gestiones del Asalto a las tierras”, manifestó con orgullo Filemón Guillén Mora, quien en la época en la que se realizó este acontecimiento histórico, contaba apenas con un año de edad.
Comentó que su padre era originario de la región de Puruándaro, Michoacán, donde si bien, fue beneficiario del reparto agrario, estas tierras no eran aptas para la agricultura, ya que era terreno montañoso.
Fue por lo anterior, a que eso de los años veinte del siglo pasado, cruzó hacia Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida.
En aquella época no había caminos, ni forma de llegar a Baja California, por lo que su travesía al vecino país inició a través de Ciudad Juárez, Chihuahua, hacia Texas, de ahí viajó al estado de California, atraído por el trabajo y mejores sueldos como jornalero agrícola.
Fue en esa época en la que instaló a su familia en los que es hoy el Valle de Mexicali, de donde iba y venía de California.
Sin embargo, fue en los albores del movimiento agrario, que se empezó a juntar con otras personas para estudiar las leyes agrarias de aquella época y exigir que las tierras del Valle de Mexicali, se restituyeran a los mexicanos.
Fue entonces que con el apoyo del presidente Lázaro Cárdenas, que los mexicanos pudieron apropiarse de las tierras y trabajarlas desde entonces.
Guillén Mora expuso que el campo mexicalense ha pasado por diferentes épocas, buenas y malas, por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, que fue un evento subsecuente al movimiento agrario, los precios de las cosechas subieron, por la alta demanda del algodón.
En este momento se viven tiempos medio deprimidos, los precios de las cosechas se encuentran muy bajos, como en una lucha permanente, la gente está con la esperanza de que mejoren los precios de las cosechas, aseveró Guillén Mora.