/ lunes 12 de noviembre de 2018

Lucha Leopoldo por leer Braille

Al ser diabético perdió la sensibilidad en las yemas de sus dedos, por lo que es difícil percibir el sistema Braille

En el marco del Día Nacional del Libro que se conmemora hoy, LA VOZ DE LA FRONTERA se entrevistó con Leopoldo Trujillo Olivo, quien continúa aprendiendo a leer el sistema Braille, después de que perdiera la vista en su totalidad por padecer diabetes.

El también padre de familia comentó que lleva cerca de seis años sin poder ver, de los cuales lleva tres aprendiendo el sistema Braille a través de los cursos que se brindan dentro del Centro del Saber Meyibó y de la misma Biblioteca Pública Central Estatal.

Leopoldo reconoció que ya aprendió a escribir Braille, no obstante leer es más complicado, ya que los diabéticos pierden la sensibilidad en las yemas de los dedos por dicha enfermedad.

Esto causa que sea difícil percibir los pequeños agujeros que maneja esta forma de comunicación.

“Es un pequeño inconveniente, porque estoy practicando la lectura, pero se me hace complicado, las letras ya las puedo escribir con la máquina de escribir y la regleta”.

Para continuar aprendiendo Braille, Leopoldo debe de utilizar transporte público dos días a la semana, lo cual es una verdadera inversión. Debe de pedir un taxi que lo traslade desde el bulevar Carranza, hasta la biblioteca de la colonia Nueva.

EL CAMBIO

Perder la vista a causa de una enfermedad ha sido todo un reto para Leopoldo y su familia, toda vez que fue muy repentino. Sobre todo por la etapa que estaban viviendo sus hijos hace seis años, durante la plena adolescencia.

“Fue un cambio muy feo, muy drástico y difícil, más para uno y también para ellos”. Antes de perder la vista, Leopoldo era empleado de la Fábrica de Papel San Francisco, en donde trabajó por 23 años, hasta que fue pensionado por contar con esta discapacidad. Él es contador de profesión y laboraba en el departamento de cuentas por pagar.

Hace seis años, primero solo había perdido la vista del ojo izquierdo. Tras un viaje de trabajo que hizo a la Ciudad de México, por la presión de la altura sufrió una descompensación, lo cual generó que ya no pudiera ver desde entonces.

“Se me subió la presión de los ojos y me tronaron los vasitos, cuando bajé se me nubló la vista”.Leopoldo alcanzó a trasladarse del aeropuerto de esta ciudad hasta su casa, momento en que le empezó a doler la cabeza.“Fui al doctor; traía una descompensación por la presión”.

En el marco del Día Nacional del Libro que se conmemora hoy, LA VOZ DE LA FRONTERA se entrevistó con Leopoldo Trujillo Olivo, quien continúa aprendiendo a leer el sistema Braille, después de que perdiera la vista en su totalidad por padecer diabetes.

El también padre de familia comentó que lleva cerca de seis años sin poder ver, de los cuales lleva tres aprendiendo el sistema Braille a través de los cursos que se brindan dentro del Centro del Saber Meyibó y de la misma Biblioteca Pública Central Estatal.

Leopoldo reconoció que ya aprendió a escribir Braille, no obstante leer es más complicado, ya que los diabéticos pierden la sensibilidad en las yemas de los dedos por dicha enfermedad.

Esto causa que sea difícil percibir los pequeños agujeros que maneja esta forma de comunicación.

“Es un pequeño inconveniente, porque estoy practicando la lectura, pero se me hace complicado, las letras ya las puedo escribir con la máquina de escribir y la regleta”.

Para continuar aprendiendo Braille, Leopoldo debe de utilizar transporte público dos días a la semana, lo cual es una verdadera inversión. Debe de pedir un taxi que lo traslade desde el bulevar Carranza, hasta la biblioteca de la colonia Nueva.

EL CAMBIO

Perder la vista a causa de una enfermedad ha sido todo un reto para Leopoldo y su familia, toda vez que fue muy repentino. Sobre todo por la etapa que estaban viviendo sus hijos hace seis años, durante la plena adolescencia.

“Fue un cambio muy feo, muy drástico y difícil, más para uno y también para ellos”. Antes de perder la vista, Leopoldo era empleado de la Fábrica de Papel San Francisco, en donde trabajó por 23 años, hasta que fue pensionado por contar con esta discapacidad. Él es contador de profesión y laboraba en el departamento de cuentas por pagar.

Hace seis años, primero solo había perdido la vista del ojo izquierdo. Tras un viaje de trabajo que hizo a la Ciudad de México, por la presión de la altura sufrió una descompensación, lo cual generó que ya no pudiera ver desde entonces.

“Se me subió la presión de los ojos y me tronaron los vasitos, cuando bajé se me nubló la vista”.Leopoldo alcanzó a trasladarse del aeropuerto de esta ciudad hasta su casa, momento en que le empezó a doler la cabeza.“Fui al doctor; traía una descompensación por la presión”.

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