‘’Los nietos se quieren igual que los hijos’’

Estaba triste porque le acababan de avisar que su esposa acababa de fallecer y se dirigía a su casa esperando el camión.

Gustavo García Rivas

  · lunes 27 de agosto de 2018

Raúl López Orellana. Foto: Gutavo García Rivas

Como sentirse en su calidad de padre, abuelo y tatarabuelo, es una realidad que vive don Raúl López Orellana, nativo de Amatlán de Cañas en la zona serrana de Nayarit donde se vive de la agricultura y del comercio y en donde ejerció varios oficios para la subsistencia en el lugar hasta hace 30 años.

Con 93 años de edad nació en uno de los primeros meses de 1925, pero no se acordó en cual, viviendo con uno de sus catorce hijos, de los cuales dos son residentes de años en la ciudad de Mexicali, dijo que hasta ayer, dos horas antes de la entrevista, todo iba bien “mi esposa acaba de fallecer hace dos horas y voy pa´la casa…”.

Ella fue su única esposa, doña Pachita, con quien vivió más de 65 años y todo se acabó, residentes de una colonia del poniente de la ciudad que no recordó su nombre pero si sabe llegar, y esperaba el camión para reunirse con su familia, con sus nietos que viven aquí, “que se disfrutan más que los hijos porque solo convives con ellos…”

A lo largo de su vida ha perdido seis hijos, los mayores y uno de en medio, y tiene 15 nietos, 2 bisnietos y un tataranieto, que viven en su estado natal ya que en Mexicali vive con una de sus hijas menores que tiene alrededor de 50 años, y que por igual sufrió ayer la pérdida del ser más querido a su mamá.

“La vida tiene que seguir, además no nos queda mucho ya…” dijo mientras esperaba el camión dela ruta Colosio por el Centro Cívico, dijo que como abuelo no ha estado cerca de todos sus nietos porque se vino a Mexicali junto con su esposa hace 30 años, y encontró el apoyo de sus hija e hijo y decidieron quedarse.



“Por fortuna viven todos mis nietos y los hijos de ellos…” y trata de visitarlos regularmente hasta Amatlán a donde tratan de visitar lo más que pueden, “la verdad que el cariño por los nietos los tienes que dividir y más cuando son tantos, y mi esposa y yo nos sentimos queridos por todos porque son buenos…”

Vestido con ropa casual y una cachucha de color verde con azul que portaba la leyenda “somos chavos” dijo que en la mañana que salió a realizar algunos trámites al Centro Cívico salió contento y despedido cariñosamente de sus nietos menores de edad, “pero ese optimismo y alegría de sentirnos chavos se acabó con la muerte de mi esposa…”

“Aunque he tenido pérdidas muy duras no acostumbro a ellas ni con la edad ni con la cercanía de nuestra propia muerte…” y que algo que sería muy doloroso sería la pérdida de un nieto “porque aparte de nuestro sufrimiento veríamos sufrir a nuestros hijos, y es lo que nunca quisiéramos los padres…”



Se dijo más triste porque no sabe cuántos de sus hijos o nietos podrán venir a Mexicali ahora con el fallecimiento de su esposa, “todos mis hijos son gente trabajadora pero no son ricos igual que los nietos…” pero dijo que la recordarán como una abuela cariñosa y consentidora “porque los nietos se quieren igual que los hijos…”

En ese difícil momento por la muerte repentina de su esposa, dijo que quería desahogarse, “Aunque ya grande igual que yo estaba activa y en comunicación con toda la familia tanto como madre y como abuela, al menos nos quedaremos con el consuelo de que se nos fue con el cariño de todos…”