Decenas de ciudadanos de Ucrania de todas las edades empezaron a llegar a Mexicali, después que en Tijuana se ha saturado la aduana de Estados Unidos, algunos provenientes de Polonia donde empezó su huida.
Hace poco más de un mes inició la invasión de Rusia a Ucrania, con lo que inició el éxodo de personas huyendo de la guerra, algunos llegaron a Polonia, de ahí viajan a la Ciudad de México para luego trasladarse a Tijuana para solicitar asilo en los Estados Unidos.
Desde hace unos días se saturó la aduana de Estados Unidos que hace frontera con Tijuana, por lo que han optado por trasladarse a Mexicali.
Al mediodía de este martes por la avenida Melgar, frente al Hotel del Norte, descendieron de unas camionetas con placas de Washington y un par de banderas ucranianas, ciudadanos de aquel país, niños, jóvenes y adultos mayores que bajaron con dificultad del vehículo, y se dirigieron a las oficinas de migración.
Para esa hora, las oficinas ya estaban saturadas de ucranianos, por lo que tuvieron que esperar bajo los rayos del sol, incluso una ciudadana de Estados Unidos que los acompañaba, estaba buscando alguna sombrilla para guarecerse bajo su sombra.
Erick Sudar, ciudadano de Estados Unidos y residente de Florida, casado con una ucraniana, viajó hasta Polonia para traer a Estados Unidos a su cuñada y a sus hijos de 10 y 12 años de edad, que pudieron escapar de la guerra y que ahora, en ese momento se encontraban en Mexicali para solicitar asilo a Estados Unidos.
Mencionó que la ruta fue de Polonia a la Ciudad de México, de ahí a Tijuana, sin embargo los trámites están durando 3 días, por lo que vinieron a Mexicali para solicitar la visa humanitaria a los Estados Unidos.
Su cuñada y sus sobrinos estarán seguros en los Estados Unidos, ya que él los mantendrá en su casa.
En cuanto a la guerra, Erick confesó que fue algo muy doloroso de ver, nunca había estado tan triste, lloró por 10 días al ver a niños sin sus padres, pero lo positivo es que en Polonia todos les tienden la mano.
Mientras esperaba bajo los rayos del sol mexicalenses, sobre la cabeza de Pablo, otro ucraniano, se posó una paloma. Nunca le había pasado nada igual, expresó.