Todos los que ejercen como ingenieros civiles y que estudiaron esta carrera en Mexicali, conocen el legado que dejó la maestra Gloria Irene Parra Salazar (QEPD), una de las primeras mujeres en titularse en este programa educativo en la Faculta de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
Los que trabajaron de manera cercana con la maestra "Yoya", la recuerdan como una buena amiga, excelente compañera, una persona alegre y con gran agilidad mental, quien, además, tenía un sentido del humor que dominaba el lenguaje de doble sentido.
La docente nació el 31 de marzo de 1956 y era originaria de la colonia Jabonera de esta ciudad. Falleció el 13 de febrero de este año después de haber luchado por segunda ocasión contra el cáncer.
Los que la conocieron, la extrañan todos los días, ya que tocó la vida de cientos de egresados de dicha profesión en la cual tradicionalmente, existe una mayor presencia de estudiantes hombres, sobre la de las mujeres.
Rodolfo Morales Velázquez, responsable del área de titulación de la Facultad de Ingeniería de la máxima casa de estudios en Mexicali, estima que la maestra Gloria impartió clases al menos a 60 generaciones de ingenieros civiles, lo cual representa alrededor de 1 mil 200 estudiantes.
Morales Velázquez, quien además de ser su compañero de trabajo, fue su alumno, recordó que la docente se tituló en 1981 y fue becada para estudiar una maestría en la Universidad Autónoma de Chihuahua, en donde se especializó en Vías Terrestres.
Al regresar de aquel posgrado, se incorporó a la Facultad de Ingeniería de la UABC como maestra de asignatura, para después ser docente de tiempo completo.
La maestra “Yoya” eventualmente fue la responsable del Laboratorio de Materiales, donde siempre se destacó y ejerció un alto liderazgo que permitió que se mantuviera acreditada la carrera como uno de los programas educativos de calidad.
“Tuvimos un laboratorio de pavimento de primer orden, no lo hubiéramos podido concebir sin su consejo, sin su liderazgo; ella obtuvo las certificaciones necesarias para que este laboratorio contara con esos reconocimientos”, expresó el maestro.
Lo que más extraña es conversar con ella, dijo, puesto que hacerlo podía ayudar a disipar el mal humor.
“Siempre tenía algún comentario que te arrebataba la sonrisa y con eso pasaba el mal momento; su singular alegría, era una persona que todos los días la veíamos con una sonrisa.
Tuve el gran gusto de ser su estudiante, de su primera generación de estudiantes. Perteneció a la primera generación de egresados de toda esta escuela de ingeniería, estamos hablando que eso fue en 1977”, precisó.
Por su parte, Cinthia Martínez Lazcano, docente de la carrera de Ingeniería Civil, la recuerda como una maestra estricta, pero divertida.
Aprendí muchas de ella ser ingeniero civil para las mujeres, antes era más complicado que ahora. Ahora hay muchas muchachas, pero antes no era así. Ver cómo ella pudo posicionarse en ese lugar, durante todo ese tiempo, siendo mujer, es una inspiración para nosotros”, admitió Martínez Lazcano, quien ahora está a cargo del laboratorio donde la maestra Gloria daba clases.
“El estilo de enseñanza de la ‘profe’ Gloria, era muy particular. A los que presentaban sus prácticas de la manera correcta, los calificaba con un sello de una iguana, lo cual indicaba que habían cumplido.
A los que erraban en algún detalle, les ponía una tortuga, lo cual indicaba que no cumplieron los requisitos para sacarse un 100, toda vez que en esta profesión, se exige ser muy preciso.
“Era muy divertida, pero también era muy estricta, si te faltó una unidad y tu práctica tenía la tortuguita, era cero, no valía y reprobaba gente. Pero aun así, uno como alumno, sabía que el error fue de uno, porque no cumplió con los requisitos de la maestra, pero siempre con el afán de formarte bien, de que hagas las cosas correctas y con una actitud muy positiva y muy divertida”, reconoció la también ingeniera civil.
Cinthia reconoció que el legado de la maestra Gloria, no solo impactó a las mujeres, sino a todas las generaciones de estudiantes, a consecuencia de que tenía una manera muy particular de impartir cátedra.
“Esta carrera nada más la tiene la UABC, así que todos los que están aquí trabajando en la región, son egresados de este programa y la mayoría de los ingenieros conocen a la maestra Gloria. Es de esos maestros que te marcan, porque en realidad tenemos muchos maestros y no te acuerdas de todos.
“Pasan 10, 20 años y no recuerdas a muchos, se te olvidan, en el caso de ella, es de esas personas que te dejaban marcado, principalmente por su actitud. Siempre muy positiva, alegre, pero al mismo tiempo, siempre muy estricta. No hay duda de ello.
“Enseñaba muy bien, tenía sus reglas y las tenías que cumplir. Era graciosa, dicharachera, pero fuerte, no puedes tener un carácter débil porque te van a comer”, recordó la maestra Cinthia.
