Reyna Arias Aguilar llegó hace 13 años a Mexicali desde Honduras con su hijo mayor, dejando su vida atrás para buscar un futuro mejor a consecuencia de la pobreza que se vive en aquel país.
Hoy tiene una estabilidad económica y emocional en la capital de Baja California, junto con su esposo, Eduardo y sus tres hijos: Junior Josué, de 14 años; Víctor Eduardo, de 10 y Carlitos, de 5, siendo este último uno de los mejores estudiantes en el jardín de niños “Juan de la Barrera”, del fraccionamiento Villaverde.
A la fecha, Reyna cuenta con un trabajo que le permite tener una estabilidad económica y emocional después de laborar duro continuamente de manera honrada.
“Cuando llegué aquí a Mexicali, dije mejor mando por mi niño, ya que lo que tenga aquí me cruzo para el otro lado, pero con él; duré como 7 meses yo sola y ya reuní dinero para mandarlo traer.
“Pagué a un ‘pollero’ para que me lo trajera, tuve que agarrar dos turnos en una planchaduría: uno en la mañana y otro en la tarde para poder trabajar mucho y ahorrar el dinero”.
Fue hasta después de residir por cuatro años en Mexicali que contó con la documentación necesaria para poder trabajar en el mercado laboral formal.
Actualmente, sus tres hijos están adaptados a la cultura mexicana, pero sobre todo a la mexicalense.
Carlitos, el menor, es un niño mitad hondureño y mitad mexicalense, quien como cualquier cachanilla, ama la comida china, los platillos mexicanos y hasta es un aficionado del futbol, ya que le va al “América”.
El pequeño Carlos cursa el tercer grado de preescolar y según los comentarios de su maestra, Blanca Preciado Reyes, se destaca por su gran intelecto y chispa.
Debido a que le gustaría conocer más de la cultura hondureña, recientemente tuvo la oportunidad de tener contacto con familia que no conocía, dado que recibieron en Mexicali a algunos familiares que eran parte de la caravana migrante que arribó en noviembre del año pasado.
“Pienso que cuando vienes llegando a un lugar sin familia y sin trabajo, pues sufres y batallas, pero a veces como que se abren más las puertas; gracias a Dios me ha tocado gente buena”.
Para evitar bullying, Reyna apuntó que le pide a Carlitos que no diga su origen por el lado materno, toda vez que hoy en día los niños no toman en cuenta que tal vez pueden decir comentarios hirientes a su hijo.
“No es que me dé vergüenza, solo es para evitar bullying. Casi no hablamos de Honduras, pero a veces cuando da la casualidad, me pregunta cuándo vamos a ir y yo le digo ‘en una chanza que podamos, vamos a ir para que conozcas a tus tíos’, pero no es un tema que tengamos diario”.