Gregory separa los desechos de su casa

Es una madre de familia que evita generar tanta basura y reciclar lo que consume, lo que es un ejemplo a seguir.

Mariela Tapia

  · miércoles 5 de junio de 2019

Foto: Sergio Caro

Para disponer de forma correcta los desechos que genera en su hogar, Gregory López García es una madre de familia que se­grega los residuos para después disponer de ellos en espacios donde se les realiza un buen confinamiento final.

Ella en el 2011 trabajaba en una empresa que se dedicaba a brindar el servicio a las maquiladoras de la recolección y disposi­ción correcta de la basura, en donde con el fin de ser congruente, también implementó un programa interno de reciclaje en su cen­tro de trabajo.

“Yo decía, nosotros como empresa va­mos y vendemos este servicio, pero inter­namente no lo hacemos, entonces, lo que hicimos para ser congruentes lo implemen­tamos dentro de nuestras oficinas”.

Fue hasta el 2013 cuando se decidió a replicar la misma actividad en su casa, épo­ca en la que todo aquello que era reciclable como botellas de plástico, botellas de vi­drio, papel y cartón lo trasladaba a la em­presa para disponer de ellos, pero tras encontrar otra oportunidad laboral, dejó de tener la facilidad de llevárselas a su trabajo para deshacerse de ellas.



Desde entonces generó el hábito de se­gregar los desechos, lo cual lleva a cabo pese a ir “en contra de la corriente”, en don­de utiliza su propio tiempo y recursos para llevar dichos materiales a empresas donde les dan el debido tratamiento y disposición.

Gregory recordó que afortunadamente, en esa misma época la Fundación Hélice inició con sus “puntos verdes”, en donde se pueden depositar residuos eléctricos y electrónicos, papel, plásticos y aluminio, los cuales visita alrededor de cada dos me­ses para dejar lo que ha acopiado en su casa.

En tanto, las botellas de vidrio las lleva a una empresa que se ubica en los alrede­dores del bulevar Adolfo López Mateos, donde le reciben este desecho de manera gratuita.

Para desechar lo anterior no se cobra, pero solo debe de invertir sus propios re­cursos en transportar los desechos y obvia­mente su tiempo.



“Yo tengo carro y lo puedo ir a llevar sin problema, pero imagínate toda la gente que anda en camión, que no pueden salir de su casa tan fácilmente”.

Uno de los consejos que dio para acopiar de manera correcta y más fácil los dese­chos, fue enjuagar las botellas, con el fin de evitar que se manifiesten bichos o malos olores.

“Trato de no consumir botellas, pero sí las consumo de vez en cuando, también mi hijo o las visitas, nunca faltan de esas bo­tellas y ya estando así limpias las puedo reutilizar, las vuelvo a llenar, ya cuando de plano tienen muchos usos las mando al centro de acopio”.



EL RETO


El esfuerzo que realiza Gregory de desechar los residuos es casi individual, por lo que cada que debe de convivir con el resto de sus familiares, admitió que les causa gracia cómo ella se toma tan en serio la necesidad de no generar tanta basura.

“De repente si me encuentro en el bote de basura alguna lata de aluminio, pre­gunto quién ‘¿tiró esto?’”, comentó, con el fin de concientizar a los demás de separar aquellos residuos que sí pue­den ser reciclados.

Como ciudadana, comentó que es importante que primero se fomente la cultura ambiental y a aprender a segre­gar los desechos y ya una vez que las personas conozcan cómo hacerlo, que los Gobiernos implementen algún tipo de sistema de recolección diferenciada.

“Mi reflexión es que hay que empe­zar con la educación ambiental y no atribuirle al Gobierno que tome accio­nes y medidas si nosotros no lo esta­mos haciendo”.