/ viernes 7 de septiembre de 2018

“Gracias a Dios estoy vivo”

Niño sobreviviente de rickettsia quiere ser bombero para ayudar a otras personas.

Primera Parte


“Yo sí creo que por Dios estoy aquí, pues ya me iba a morir”, dijo convencido Francisco Ortega Urías, el niño de 11 años que hace 4 fue desahuciado por médicos al mirar su cuerpecito afectado por el virus de la rickettsia que lo mantuvo en la Clínica 31 del IMSS en coma inducido por un lapso de cuatro meses.

“Gracias a Dios estoy vivo”, señala Francisco, quien actualmente cursa el sexto grado de primaria, mientras que su mamá y su tía se declararon cristianas y coinciden en dar recomendaciones a las familias, que cuiden a sus niños, que no tengan perros con garrapatas y si se enferman los lleven rápido al médico.

Ahora, juguetón, el niño dice que le gusta mucho el futbol y ha jugado con algún equipo infantil de otra colonia que está en receso, pero entre sus planes y deseos futuros es ser bombero.

“¿No te da miedo la lumbre?”, preguntamos, “no, si Dios me ayudó para aliviarme, me dará permiso de ayudar a otras personas”.

En la actualidad güerito, llenito, rozagante, da el consejo a las familias de tengan cuidado con los animales que puedan tener garrapatas, ya que él fue infectado por un cachorro que le regalaron con el que jugaba constantemente, aunque por muy pocos días. “Ni nombre le alcanzamos a poner”, señaló su mamá Melisa Urías Jacunde.

Él fue infectado por un cachorro que le regalaron con el que jugaba constantemente.

“Fue un milagro de Dios porque yo, su papá y toda la familia le rezamos y fue terrible porque acabábamos de perder a uno de mis niños que fue atropellado”.

Recordó la angustia al pensar que perdería a otro, “fue terrible y todos estábamos devastados, ya que por la gravedad en que ingresó a terapia intensiva nos lo habían desahuciado”.

Como efectos de la enfermedad al niño le tuvieron que amputar las puntas y uñas de cuatro deditos, tres de una mano y uno de otra, le quedaron marcas en la nuca y cicatrices en otras partes del cuerpo, que muestra sin ningún miedo y asegura que en la escuela nunca ha sido víctima de “bullying’’, de parte de otros niños.



“Tanto las maestras como los niños entendieron la situación por la que pasó junto con todos nosotros”, explicó la mamá, quien contó que al principio le salieron una manchitas, le dio calentura, dolor de cabeza y a los tres días lo llevaron a la Clínica del IMSS de Ángeles de Puebla donde dijeron que tenía varicela.

Le recetaron medicamento y le dieron recomendaciones como bañarlo, darle paracetamol, pero por lógica no le ayudó y estuvo pasando noches muy malas hasta que viendo su gravedad, pero a los siete días de estar enfermo, lo llevaron a la Clínica de la Lerdo, donde al verlo un médico lo diagnosticó de inmediato.



“Esto fue el 7 de abril de hace cuatro años y lo veíamos muy decaído, el doctor, no me acuerdo su nombre, en cuanto lo vio al pasar nos indicó que tenía rickettsia y como nos habían dicho que hasta la tarde lo iban a atender, nos dijo que estaba muy grave, que le aplicaría el medicamento que necesitaba, pues se iba a poner más grave”.

Le aplicó de inmediato el antibiótico para el padecimiento y por la gravedad de Francisco lo puso en “coma inducido” y lo mandó a terapia intensiva donde fue entubado y ahí permaneció por tres meses.

“Mi niño estaba flaquito, quedó en puros huesitos y como toda la gente pensamos que ya no despertaría”, recordó triste.




Primera Parte


“Yo sí creo que por Dios estoy aquí, pues ya me iba a morir”, dijo convencido Francisco Ortega Urías, el niño de 11 años que hace 4 fue desahuciado por médicos al mirar su cuerpecito afectado por el virus de la rickettsia que lo mantuvo en la Clínica 31 del IMSS en coma inducido por un lapso de cuatro meses.

“Gracias a Dios estoy vivo”, señala Francisco, quien actualmente cursa el sexto grado de primaria, mientras que su mamá y su tía se declararon cristianas y coinciden en dar recomendaciones a las familias, que cuiden a sus niños, que no tengan perros con garrapatas y si se enferman los lleven rápido al médico.

Ahora, juguetón, el niño dice que le gusta mucho el futbol y ha jugado con algún equipo infantil de otra colonia que está en receso, pero entre sus planes y deseos futuros es ser bombero.

“¿No te da miedo la lumbre?”, preguntamos, “no, si Dios me ayudó para aliviarme, me dará permiso de ayudar a otras personas”.

En la actualidad güerito, llenito, rozagante, da el consejo a las familias de tengan cuidado con los animales que puedan tener garrapatas, ya que él fue infectado por un cachorro que le regalaron con el que jugaba constantemente, aunque por muy pocos días. “Ni nombre le alcanzamos a poner”, señaló su mamá Melisa Urías Jacunde.

Él fue infectado por un cachorro que le regalaron con el que jugaba constantemente.

“Fue un milagro de Dios porque yo, su papá y toda la familia le rezamos y fue terrible porque acabábamos de perder a uno de mis niños que fue atropellado”.

Recordó la angustia al pensar que perdería a otro, “fue terrible y todos estábamos devastados, ya que por la gravedad en que ingresó a terapia intensiva nos lo habían desahuciado”.

Como efectos de la enfermedad al niño le tuvieron que amputar las puntas y uñas de cuatro deditos, tres de una mano y uno de otra, le quedaron marcas en la nuca y cicatrices en otras partes del cuerpo, que muestra sin ningún miedo y asegura que en la escuela nunca ha sido víctima de “bullying’’, de parte de otros niños.



“Tanto las maestras como los niños entendieron la situación por la que pasó junto con todos nosotros”, explicó la mamá, quien contó que al principio le salieron una manchitas, le dio calentura, dolor de cabeza y a los tres días lo llevaron a la Clínica del IMSS de Ángeles de Puebla donde dijeron que tenía varicela.

Le recetaron medicamento y le dieron recomendaciones como bañarlo, darle paracetamol, pero por lógica no le ayudó y estuvo pasando noches muy malas hasta que viendo su gravedad, pero a los siete días de estar enfermo, lo llevaron a la Clínica de la Lerdo, donde al verlo un médico lo diagnosticó de inmediato.



“Esto fue el 7 de abril de hace cuatro años y lo veíamos muy decaído, el doctor, no me acuerdo su nombre, en cuanto lo vio al pasar nos indicó que tenía rickettsia y como nos habían dicho que hasta la tarde lo iban a atender, nos dijo que estaba muy grave, que le aplicaría el medicamento que necesitaba, pues se iba a poner más grave”.

Le aplicó de inmediato el antibiótico para el padecimiento y por la gravedad de Francisco lo puso en “coma inducido” y lo mandó a terapia intensiva donde fue entubado y ahí permaneció por tres meses.

“Mi niño estaba flaquito, quedó en puros huesitos y como toda la gente pensamos que ya no despertaría”, recordó triste.




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