Los residentes del Ejido Michoacán de Ocampo están en su derecho de oponerse a la instalación de un albergue para migrantes, ya que esto es una imposición por parte del gobierno federal y además una mala decisión improvisada.
Altagracia Tamayo Madueño, responsable de la Posada del Migrante y del comedor comunitario Cobina, señaló que la federación debió haber acreditado ciertos requisitos que exigen las leyes, entre los que se encuentra la aprobación por parte de la población de aquella demarcación.
“No hubo un uso de suelo, no han perdido su estatus de ejido, si tú sabes, para poder acceder a un terreno de ahí tiene que haber una asamblea, la mesa directiva los tiene exponer ante todos los ejidatarios que tengan terreno ahí y si lo vas a vender o hacerlos de otro uso, tienen que estar toda la venia y dar su firma de que sí es correcto; eso se lo brincaron”.
Que los residentes del ejido se manifiesten en contra de la instalación es uno de sus derechos como habitantes, opinó, toda vez que por tratarse de una zona rural, primero deben de ponerse de acuerdo entre los ejidatarios y las autoridades en la materia de allá.
Tamayo consideró que el rechazo de los ciudadanos del Michoacán de Ocampo no es un acto de discriminación, dado que opinó que se trata de que están en contra de la imposición por parte de las autoridades.
La activista comentó que por el contrario, que la autoridad federal haya determinado instalar el albergue en un lugar tan lejano es un acto de segregación.
“Es segregación, sacarlos de la zona de la ciudad para irlos a aislar para que desesperen más, no ver gente, que se desesperen y se vayan, eso es, vamos poniéndole nombre”.