Lo que inició en el corazón de una mujer que al tener en sus brazos a tres niños que le fueron entregados desde pequeños y a los que les dio, además de un techo, todo el amor que una madre puede dar, es hoy en día una de las casas hogar más reconocidas, tal vez no por sus grandes instalaciones, sino por la grandeza del corazón de su iniciadora. Felícitas Austin, fundadora y encargada de Casa Hogar Fratello, recordó que al pasar por un episodio personal en el que le tocó hacerse cargo junto con su esposo Gildardo Legorreta de tres pequeños en situación vulnerable, fue el parte aguas de lo que hoy es este lugar.
“Iniciamos con tres niños, los cuales hemos criado como nuestros hijos, de ahí empezamos a ver la necesidad de los infantes y empezamos a apoyarlos en nuestra casa; hace seis años, vimos que fue aumentando y es como decidimos empezar este proyecto”. A lo largo de estos años muchas historias han pasado por la vida de “tía Feli”, como cariñosamente le dicen, entre los cuales destaca el caso de Miguelito, un pequeño que llegó en el último grado de desnutrición y al cual ya no daban esperanzas de vida, pero que gracias a la dedicación, ahora camina, brinca y corre.
“El niño tenía un año y medio cuando llegó, el médico nos dijo que si no hubiera llegado a tiempo a esta casa ya no lo cuenta, ya que estaba súper desnutrido, no caminaba porque ese año y medio se la pasó encerrado, postrado en una cama”. Las gemelas Fernanda y Alessandra, de 12 años y quienes llegaron desde los seis, han manifestado lo bien que están al vivir aquí, ya que han encontrado en este lugar un hogar. “Eso lo que nos motiva a salir adelante, ver el avance de los niños, la situación en que llegaron y cómo están ahora”. Casa Hogar Fratello es un lugar que ha logrado ayudar a trece menores, con amor, comprensión, cariño y apoyo.
