Imagine usted una pared, techo y parte de los cimientos de un local comercial elaborados con latas de cerveza, pues esa es la historia del Bar El Norteño.
Una tradición que por décadas reunió a generaciones en el centro de la ciudad, desde 1954 que se fundó.
Actualmente está en proceso de derrumbe todo el edificio, y al caer sus paredes, detectaron que en su interior estaba la historia.
Las paredes no utilizaron ladrillos o bloques de concreto, solamente las latas de cerveza Tecate y Mexicali que anteriormente era de una lámina dura y se abrían con abrelatas para dejar el característico triangulito en su tapa.
Por lo que se aprecia a simple vista, las latas estaban vacías y se apilaban, colocando cemento en su base para cubrir la pared.
En el norteño, se albergaron historias de todo tipo, un punto que comenzó a tener reconocimiento en la ciudad fue por introducir por primera vez la Chabela y las Botanas en 1965, comentó María de Jesús Anaya de Hernández.
Ella era la esposa de Juan Hernández García, dueño fundador junto con Galaz, y donde estuvieron al frente del bar con 40 años, y aunque hubo otros dueños como un empresario dueño de una casa de cambio y Xavier Rivas, los dueños originales lo mantuvieron al frente por décadas.
Sus pasillos, en sus mesas y en su tradicional barra, se volvió una tradición que la bebida estuviera acompañada de una botana de moronga, y por supuesto con la atracción de la Chabela.
Anaya de Hernández visitó el bar que está casi destruido, y con nostalgia dijo que ahí varios artistas nacionales acudieron a disfrutar de una cerveza.
“Mucha gente lo conocía, los que venían de León, Guanajuato, a vender zapatos, sabían del bar, incluso una vez en el Distrito Federal un taxista dijo que conocía El Norteño”.
Recorriendo los escombros, entre las latas que aún se asomaban entre los pedazos de pared en pie, la esposa de Juan comentó que en la década de los setentas y ochentas, el bar era muy popular en Mexicali.
En 1994 lo vendieron porque se fueron a vivir a León, y se quedó a cargo Zarco y Don Elías, posteriormente se vendió y poco a poco fueron perdiendo la pista del porqué cerró sus puertas.