Sin el respaldo de un sindicato, sin recursos para mantener su escuela y con un salario mensual que apenas alcanza los 3 mil pesos es como Diana Gallegos Ponce ejerce la labor educativa en el poblado Coronitas, a las afueras de Mexicali.
Sus alumnos son solo diez niños de 4 y 5 años que no tienen otra opción para cursar la educación prescolar más que el pequeño plantel de solo dos aulas operadas bajo el esquema del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe).
La lejanía del poblado y el bajo número de alumnos impide que el Sistema Educativo Estatal (SEE) instale ahí una escuela regular.
Diana no se formó como educadora, acudía a ese plantel a llevar a sus hijas y un buen día le ofrecieron convertirse en líder para la educación comunitaria.
“Me tocaba apoyar a la maestra que estaba aquí, ella me preguntó si me interesaba y me quedé sorprendida porque no creía que yo sirviera para esto, me parecía muy difícil”.
En Conafe, Diana se capacitó hasta dominar los contenidos educativos del nivel preescolar y desde hace un año no solo es quien se encarga de impartir la clase al reducido grupo, también es responsable del aseo de la escuela y de buscar los fondos para mantenerla en buen estado.
Además del cariño de sus alumnos, la mayoría de ellos residentes de rancherías ubicadas a varios kilómetros del plantel, la maestra tiene el apoyo de los padres de familia que colaboran y recaudan fondos para pintar y asear la escuela de su comunidad.
“No todos pueden, pero con una mamá que venga y me diga no puedo ayudar con dinero pero sí con mis manos eso es algo muy bonito, el preescolar estaba decaído y hoy con las mamás se ha levantado”.
Diana concentra a sus alumnos en el salón que cuenta con aire acondicionado, un aparato que apenas alcanza a mitigar el intenso calor y es que para el mantenimiento de la refrigeración tampoco hay recursos contemplados.
El Conafe se encarga únicamente de proporcionarles el material didáctico, la operación de la escuela y todo lo que ello implica recae sobre la maestra y los padres de familia.
En este plantel, ni el calor, ni la lluvia ni la falta de recursos son pretextos para interrumpir las clases, pues el servicio educativo debe prestarse bajo cualquier adversidad.
“Es bonito apoyar a mi comunidad, es reconfortante, yo vivía aquí y veía como otras maestras venían para impartir la educación a los niños y ése es un compromiso con ellos y los papás que quieren lo mejor para ellos”
A través del Conafe Diana tendrá acceso a una beca que utilizará para terminar la preparatoria y cursar una carrera en el área de las ciencias sociales.