El cambio climático y la falta de control sobre la vocación agrícola del Valle de Guadalupe ha provocado una disminución en la producción de vinos de un 40% en esta región, indicó la productora, Natalia Badan. Hay afectaciones por la falta de lluvias, pero además hay espacios agrícolas que se han transformado en estacionamientos, “estamos perdiendo tierra agrícola”. “Estamos pasando por un periodo muy difícil porque hay cambio climático, hace más calor que antes, ya no hace el frío que necesitamos para que las viñas se vayan a dormancia, aunado a un acuífero ya muy agotado”.
“Es muy delicado y tenemos que tener cuidado con las decisiones que tomemos en cuanto a cómo cultivamos, qué hacemos, en lo personal creo que tenemos que decidir si de verdad queremos seguir siendo un valle agrícola”. Dijo que ella siente que se está mesclando el desarrollo turístico, lo inmobiliario con lo agrícola “y podemos salir perdiendo todos”. Natalia Badan consideró que la vocación del Valle es vinícola y que hay una compatibilidad turística para que vayan visitantes foráneos a la región, pero se debe tener mucho cuidado de no transformarlo de una manera irremediable.
“Tenemos que estar muy alertas de qué cambios queremos, tener clara la visión”. Son negocios externos que han llegado, y se ha dado “mucho desorden”, por lo que es importante que haya un ordenamiento y que se obedezca. “En México no estamos acostumbrados a obedecer los ordenamientos, es decir, hacemos un poco lo que nos dé la gana, necesitamos aprender a regularnos, a seguir reglas, hacer las cosas en orden y que haya una autoridad que lo vigile”. “Ahí (en el Valle Guadalupe) el Ayuntamiento tiene la obligación de vigilar el ordenamiento que sí existe”.
Otro problema que hay es el de la sobre explotación de los mantos acuíferos, porque la agricultura consume mucha agua, lo bueno es que hay un proyecto de llevar agua revitalizada de Tijuana al Valle para regar.