/ jueves 3 de noviembre de 2022

Desde Santa Ana busca abrirse paso en el comercio local

Luego de pasar años en coma y vida vegetal por un derrame cerebral que sufrió a los 14 años, Adam Anaya aprendió a hacer dulces y ahora los distribuye en el 40% de la entidad

El joven Adam Rangel Anaya Valles en 2016 inició su propia empresa de fábrica de dulces típicos de Sonora, los cuales él mismo elabora, distribuye y vende en el 40% de los municipios de la entidad y tiene proyectado llegar a nuevos mercados nacionales e internacionales.

Adam Anaya tiene 25 años y aunque es originario de Santa Ana, Sonora, vivió en Estados Unidos hasta los 14 años de edad para luego mudarse con su familia a la ciudad donde nació.

Te podría interesar: Ramón Carrillo e Isabel Santana emprendieron negocio hace 44 años

Dijo que, al llegar a Santa Ana tras haberse criado en Estados Unidos, sufrió un derrame cerebral que lo llevó al estado de coma y posteriormente a vida vegetal.


Víctor Félix | Tribuna de San Luis


“Los médicos no le daban muchas esperanzas a mi mamá. Le decían que ya no iba a poder caminar, trabajar ni estudiar. Fue un momento muy difícil para mí y para mi familia, sobre todo para mi madre. Un día desperté, logré salir del coma, pero no reconocía a nadie, ni a mi mamá ni a mis hermanos. Estuve algún tiempo en silla de ruedas. Poco a poco me fui recuperando, reconocí de nuevo a mi familia y pude caminar otra vez. Es como si hubiera vuelto a nacer”.

En el proceso de recuperación del derrame cerebral que había presentado, Adam Rangel empezó a ayudar a su madre con la venta de dulces artesanales ya que proviene de una familia dedicada a la elaboración de estos postres. “Mi mamá hacía dulces y los vendía para sacar dinero para mi tratamiento. Entonces, cuando pude la empecé a ayudar a vender. Recorría las calles de Santa Ana. Cuando cumplí 18 años aprendí a hacer jamoncillos, cocadas y dulces de tamarindo. Ahorré dinero y me pude comprar un carro para repartir los dulces en las tiendas de ahí mismo de Santa Ana y de Puerto Peñasco, Ímuris, Cananea, Nogales, Benjamín Hill y otras ciudades. El negocio comenzó a crecer poco a poco y ahora mis dulces están en el 40% de los municipios de Sonora y quiero llegar al 100% de Baja California por eso tengo pensado establecerse aquí en San Luis para poder llegar a ese mercado y también me gustaría llevar mis dulces a Estados Unidos, Canadá, Rusia y Europa. Yo sé que si lo puedo lograr. Un día los médicos le dijeron a mi mamá que yo no iba a poder caminar de nuevo y lo hice. Es importante tener Fe en Dios y tener confianza en uno mismo. No tener miedo. Yo soy muy aventado”, expresó el empresario.

Por el momento, el propietario de la marca registrada Dulces Adams tiene la fábrica de dulces en Santa Ana, por lo que seguido viaja a esta ciudad para desde ahí distribuir los productos a casi la mitad de los municipios de Sonora.

El joven dijo que disfruta mucho este trabajo que aprendió de su familia, de su abuelo paterno, de su padre y de su madre que son quienes iniciaron con la fabricación de dulces sonorenses.

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“Me gustaría un día llegar a ser presidente municipal de la ciudad donde nací y luego Gobernador del estado y también presidente de México. Un día me tocó comer con López Obrador”.

Añadió: “A cada ciudad que visito, voy al Palacio Municipal y me presento con el alcalde y les regalo algunos de mis dulces para que los prueben”.

Las personas interesadas en conocer los dulces que elabora Adam Rangel Anaya pueden contactarlo a través del Facebook: dulcesadams.

El joven Adam Rangel Anaya Valles en 2016 inició su propia empresa de fábrica de dulces típicos de Sonora, los cuales él mismo elabora, distribuye y vende en el 40% de los municipios de la entidad y tiene proyectado llegar a nuevos mercados nacionales e internacionales.

Adam Anaya tiene 25 años y aunque es originario de Santa Ana, Sonora, vivió en Estados Unidos hasta los 14 años de edad para luego mudarse con su familia a la ciudad donde nació.

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Dijo que, al llegar a Santa Ana tras haberse criado en Estados Unidos, sufrió un derrame cerebral que lo llevó al estado de coma y posteriormente a vida vegetal.


Víctor Félix | Tribuna de San Luis


“Los médicos no le daban muchas esperanzas a mi mamá. Le decían que ya no iba a poder caminar, trabajar ni estudiar. Fue un momento muy difícil para mí y para mi familia, sobre todo para mi madre. Un día desperté, logré salir del coma, pero no reconocía a nadie, ni a mi mamá ni a mis hermanos. Estuve algún tiempo en silla de ruedas. Poco a poco me fui recuperando, reconocí de nuevo a mi familia y pude caminar otra vez. Es como si hubiera vuelto a nacer”.

En el proceso de recuperación del derrame cerebral que había presentado, Adam Rangel empezó a ayudar a su madre con la venta de dulces artesanales ya que proviene de una familia dedicada a la elaboración de estos postres. “Mi mamá hacía dulces y los vendía para sacar dinero para mi tratamiento. Entonces, cuando pude la empecé a ayudar a vender. Recorría las calles de Santa Ana. Cuando cumplí 18 años aprendí a hacer jamoncillos, cocadas y dulces de tamarindo. Ahorré dinero y me pude comprar un carro para repartir los dulces en las tiendas de ahí mismo de Santa Ana y de Puerto Peñasco, Ímuris, Cananea, Nogales, Benjamín Hill y otras ciudades. El negocio comenzó a crecer poco a poco y ahora mis dulces están en el 40% de los municipios de Sonora y quiero llegar al 100% de Baja California por eso tengo pensado establecerse aquí en San Luis para poder llegar a ese mercado y también me gustaría llevar mis dulces a Estados Unidos, Canadá, Rusia y Europa. Yo sé que si lo puedo lograr. Un día los médicos le dijeron a mi mamá que yo no iba a poder caminar de nuevo y lo hice. Es importante tener Fe en Dios y tener confianza en uno mismo. No tener miedo. Yo soy muy aventado”, expresó el empresario.

Por el momento, el propietario de la marca registrada Dulces Adams tiene la fábrica de dulces en Santa Ana, por lo que seguido viaja a esta ciudad para desde ahí distribuir los productos a casi la mitad de los municipios de Sonora.

El joven dijo que disfruta mucho este trabajo que aprendió de su familia, de su abuelo paterno, de su padre y de su madre que son quienes iniciaron con la fabricación de dulces sonorenses.

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“Me gustaría un día llegar a ser presidente municipal de la ciudad donde nací y luego Gobernador del estado y también presidente de México. Un día me tocó comer con López Obrador”.

Añadió: “A cada ciudad que visito, voy al Palacio Municipal y me presento con el alcalde y les regalo algunos de mis dulces para que los prueben”.

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