Tijuana.- Mucho se ha cuestionado la instalación de una segunda desaladora en la entidad. El proyecto que pretende echar a andar el Gobierno del Estado ofrece garantizar agua potable para los residentes de la costa, pero también ha puesto en duda la acumulación de la sal y su correcto procesamiento para evitar el menor impacto posible en la flora y fauna oceánica.
Para el especialista en temas medio ambientales y director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA) en la localidad, José Carmelo Zavala, la opción de aplicar la osmosis inversa para la obtención de agua limpia es positiva, principalmente por el tipo de energías que pueden aplicarse en ella.
“Me parece que la tecnología de osmosis inversa realmente es una muy buena tecnología. En los impactos, bueno el uso de esta energía para poder operar bombas de alta presión para hacer pasar el agua a través de las membranas de osmosis inversa”.
La osmosis inversa es una tecnología de purificación del agua en la que se utiliza una membrana semipermeable para eliminar moléculas y partículas más grandes. En el tratamiento los sólidos disueltos, al generar una presión, quedan retenidos en la membrana dejando pasar sólo el agua. Para lograr este efecto del paso del agua es necesario presurizarla.
En este proceso, el mayor cuidado que se debe tener es en relación a los residuos de sal y metales, conocido como Salmuera. “El impacto ambiental yo diría que es tal vez el que mayor cuidado, además del uso de la energía, es en la descarga, porque tenemos dos flujos a la salida de la membrana: Uno con agua de altísima calidad con muy pocos sólidos disueltos, tanto que a veces hay que agregarle sólidos disueltos para poderla ingerir (…) y por otro lado tenemos el agua de rechazo que se le llama, otra corriente que es la parte de fuera con muy alta concentración de sólidos disueltos, metales”, explicó Zavala.
En distintos lugares del mundo en que se aplica el aprovechamiento de las desaladoras, la salmuera es desechada al mar a través de canales submarinos o pozos, que permiten su disolución rápida o captura para posterior procesamiento y uso en general.
Sin embargo, en el proyecto que pretende aplicarse en esta región fronteriza, específicamente Playas de Rosarito indicó, se pretende desechar la alta concentración de sal a lo largo de la costa, lo cual afirmó representaría un gran riesgo para la flora y fauna marina oceánica de la región.
“Yo creo que lo que debe hacerse para mitigar y que lo hace la mayoría es un difusor, una descarga bajo el nivel del mar, sumergida digamos, en un punto donde la corriente del mar, la corriente oceánica lo disperse rápidamente. Sí va a haber un impacto en la flora y fauna marina por esa concentración de sal, pero realmente puede mitigarse de buena manera. Creo que la osmosis inversa es una
tecnología limpia y adecuada”.
ALTOS COSTOS
Otro de los principales obstáculos que se podría presentar en la implementación de esta metodología para la obtención de agua limpia, son los altos costos llegan a ese nivel para que sea factible su aplicación, aseguró.
“En los proyectos de ingeniería digamos que la ingeniería puede resolverse en términos así gruesos, generales, todo. Pero hay que saber si lo puedes pagar, ver el costo beneficio, si el proyecto aguanta eso para poderlo pagar, entonces y es una decisión económica, no que la tecnología no exista o la solución técnica de ingeniería no exista”.
Antes de llegar a la implementación de una desaladora afirmó se podría implementar el uso de agua rehusada, proceso que representa un menor costo.
“Al filo de la tecnología diría yo que es más barato llegar a este punto con agua rehusada, con agua tratada (…) Porque está más barato el tratar agua rehusada que desalar agua de mar, en este momento, por la economía”.