Sin medir la importancia que actualmente se les da a los empleos, la situación de una persona en estatus de desempleada puede llevar a que en algunos casos a que esta pierda la razón.
Factores como la fortaleza emocional, deudas, dependencia de un gran número de personas de un solo ingreso familiar o bien perder un estilo de vida acomodado son detonantes de enfermedades, decisiones arrebatadas, irritabilidad y estrés.
“Nuestra cultura esta acostumbrada a depender de una empresa, no fomentar el auto empleo y en este sentido al igual que en otras crisis al ya no contar con un empleo se desata la falta del control emocional por las pérdidas económicas. Se entra en confusión, deriva el coraje, resentimiento, deterioro emocional y físico como lo son las enfermedades psicosomáticas como colitis, gastritis, afectación en nervio ciático, migraña y se puede llegar a un estado de perdida de la razón”, señalo la Psicóloga Laura Estrada.
En el caso de quienes pasan de ganar un salario de cinco cifras a cuatro cifras, se les presenta una situación de duelo por la falta de comodidades a las cuales se estaba acostumbrada la persona y esto puede llevar a tomar decisiones como pedir prestamos que abusan en los intereses de la deuda, alejando de la posibilidad de mejorar una situación económica para gravar el problema.
“Contamos con una cultura del apego, de querer tener para poder ser y entonces se les da un valor a los objetos, más allá de ser un medio para poder vivir en la comodidad. Talvez estas personas dentro de su crisis no logren ver a su alrededor, esto hace que tengan una visión de túnel. Pero podrían tener algunos bienes que en la transición les puedan servir para salir de paso, pero es tanta la negación y el shock que creen que el mundo se les va acabar, por eso se buscan alternativas descabelladas”, añadió la psicóloga.